No seas tú mismo. Puedes ser mejor

Imagino que a todos les habrá pasado en algún tipo de conflicto, sea profesional, familiar o de pareja, que la otra persona, al llegar al límite del conflicto y de nuestras explicaciones, vaya y nos suelte: “Es que yo soy así”.

¡Olé! Con eso queda todo explicado. Y, además, parece que arreglado. No hay más que hablar. El/ella es así, y no se podrá arreglar nunca.

No sé. Cuando oigo esta expresión se me vienen a la cabeza varias preguntas:

– Que seas así, ¿significa que no vas a evolucionar ya nunca más?

– En los próximos 30 años de vida, ¿no va a haber una mejora de tu carácter o de tus reacciones?

¿Has decidido estancarte para el resto de tu futuro?

En fin, creo que es una de las expresiones menos inteligente que he oído. El “Yo soy así” indica estancamiento, falta de cuestionamiento y, posiblemente, es origen de muchos conflictos. No sólo externos, sino también internos.

Parece que el ego posee a todas las neuronas del cerebro (ya no digo cuántas le quedan) y es cuando se suelta dicha afirmación.

Del “Sé tú mismo” al “No seas tú mismo

jaque mate

Hace mucho tiempo, leí la portada de un libro que se titulaba “No seas tú mismo”. Me encantó, porque parecía romper la clásica del “Sé tu mismo”.

Lo cierto es que cuando nos dicen “no seas tú mismo”, entiendo que se puede ser mejor. Es decir, más paciente, más prudente, más ambicioso, más constante o más empático.

Sí, hay que aceptarse para no violentarse. Pero cuidado con que dicha aceptación sea una excusa para el estancamiento como profesional y como ser humano.

Y más cuando esa forma de ser o de reaccionar hiere a las personas de tu alrededor en un estúpido orgullo, cabezonería o violencia silenciosa.

Creo que hay muchas situaciones que nos muestran nuestra grandeza y nuestros demonios. Y es en la elección de una actitud de crecimiento donde evolucionamos a mejor. Haciéndonos disfrutar más de nuestra persona y haciendo más felices a quienes nos rodean.

Tú eliges.

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