Sistemas Emergentes 01

Un libro recomendado: “Sistemas emergentes o qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software” de Steven Johnson ¿Por qué?

En la mayoría de nuestros entornos existe un sistema de ejecución descendente. Es decir, hay alguien que piensa, y otros que ejecutan. Así es en la política, en la empresa, y en gran parte de agrupaciones humanas.

A su favor se puede argumentar que los de “arriba” están mejor formados, tienen más conocimientos o simplemente es una forma de evitar el caos. Tal vez todo esto sirva en entornos estables, cuando existe un nicho empresarial o la sociedad está blindada a los cambios (cualquier dictadura).

Pero ¿qué sucede si en nuestro entorno todo cambia y a una velocidad endiablada? Tal vez los más inteligentes no están “arriba” (basta ver la política); tal vez los de “arriba” no lo saben todo (hay demasiado conocimiento generándose día a día) o tal vez los “superiores” están demasiado desconectados de los clientes (como sucede en las grandes empresas).

¿Cómo organizarnos y evolucionar inteligentemente ante esta nueva velocidad de cambio salvaje? Los retos que surjan serán totalmente nuevos. De poco servirá la experiencia o el conocimiento anterior. Habrá que cambiar de paradigmas, valores y creencias. O ¿no tuvieron que hacerlo los americanos con la gente de color, los soviéticos con la Perestroika, o cuándo aparezca vida en otros planetas?

Todas estas reflexiones vienen a colación del «enigma del moho de fango» y los «sistemas emergentes» que perfectamente se detallan en el libro de Steven Johnson y que van a fundamentar las reflexiones del final de este post.

EL ENIGMA DEL MOHO DE FANGO

(NOTA: el texto aportado a continuación son extractos del libro reordenados para un fácil entendimiento de la teoría de la emergencia)

“Si se observa el moho de fango (Dictyostelim discoideum) descubrirán que se desplaza muy lentamente por el suelo. Si las condiciones climáticas cambian y el tiempo se vuelve más húmedo y frío, puede ocurrir que regresen al mismo sitio y comprueben que ha desaparecido por completo. ¿Se ha marchado hacia alguna otra parte del bosque? ¿Se ha desvanecido en el aire como se evapora un charco?

No hay tal desaparición en el suelo de jardín. Las células del moho de fango, ofrecen un ejemplo fascinante del comportamiento de un grupo coordinado.

El moho de fango pasa buena parte de su vida como miles de organismos unicelulares distintos; cada uno se mueve independientemente de sus otros compañeros.

–       Bajo las condiciones adecuadas se producirá la unión de esas células en un solo organismo mayor

–       Cuando el entorno es menos favorable, el moho de fango se comporta como un organismo aislado

Hace algún tiempo, los investigadores pensaban que las células del moho de fango segregaban una sustancia común llamada “acrasina” (o AMPC) que estaba vinculada al proceso de agregación. Sin embargo, hasta que Keller comenzó sus investigaciones se creyó que las colonias de moho de fango se formaban al mando de células “marcapasos” que ordenaban a las otras células comenzar dicho proceso de agregación. La agregación del moho de fango era una gran cadena telefónica, pero sólo unas pocas células de élite hacían la llamada original. Parecía algo sensato. La mayoría de nuestros actos parecen gobernados por las células “marcapasos” del cerebro. Buena parte del mundo que nos rodea puede explicarse en términos del sistemas de mando y jerarquías: ¿por qué habría de ser diferente para el moho de fango?

Sin embargo esta teoría tenía un pequeño problema: nadie lograba encontrar a los “marcapasos”. Se presuponía la existencia de una monarquía celular que gobernaba a las masas, pero resultó ser que todas las células del moho de fango eran iguales.

Pero Keller y Segel hicieron una aproximación radicalmente diferente. El trabajo de Turing (Alan Turing, el brillante decodificador durante al Segunda Guerra Mundial, en uno de sus trabajos trataba sobre la “morfogénesis”, la capacidad de todas las formas de vida de desarrollar cuerpos cada vez más complejos a partir de orígenes increíblemente simples) sobre morfogénesis  había esbozado un modelo matemático donde agentes simples de acuerdo con reglas simples, generaban estructuras extraordinariamente complejas.  Keller y Segel demostraron que las células del moho de fango podían disparar la agregación sin seguir a un líder, alterando simplemente la cantidad de AMPC que liberaban individualmente. Si las células del moho de fango bombeaban suficiente AMPC comenzarían a formar racimos. Las células empezarían siguiendo el rastro de otras células, creando un circuito de retroalimentación positiva que estimularía más células a arracimarse (o a cambiar de color como en el vídeo del camaleón).

En 1969, Keller y Segel afirmaban que si cada célula aislada segregaba AMPC, basándose simplemente en su percepción local de las condiciones generales, la comunidad del moho de fango sería capaz de agregarse sobre la base de los cambios globales en el entorno sin un marcapasos al mando.

Los experimentos probaron que las células del moho de fango se organizaban desde abajo. La agregación del moho de fango es reconocida como un caso clásico para el estudio de la conducta ascendente o “bottom-up”.

El planteamiento de Keller desterró la historia del “pensamiento centralizado”.

–       Keller y Segel lo observaron en la formación de colonias del moho de fango

–       Jane Jacobs en la formación de barrios urbanos

–       Marvin Minsky en las diferentes redes del cerebro humano

¿Qué características comparten estos sistemas? En términos sencillos, resuelven problemas recurriendo a masas de elementos relativamente no inteligentes en lugar de hacerlo recurriendo a un solo “brazo ejecutor” inteligente. Son sistemas ascendentes y no descendentes. Extraen su inteligencia de la base. En estos sistemas, los agentes que residen en una escala comienzan a producir comportamientos que yacen en una escala superior a las suya. Dos ejemplos:

– Las hormigas crean colonias. Vemos conductas emergentes en sistemas como las colonias de hormigas cuando los agentes individuales del sistema prestan atención a sus vecinos inmediatos y no esperan órdenes de arriba. Piensan localmente y actúan localmente, pero su acción colectiva produce comportamiento global.

– Los habitantes de una ciudad crean barrios. La ciudad tiene una personalidad que se autoorganiza a partir de millones de decisiones individuales, un orden global construido a partir de interacciones locales. Para crear esas estructuras no son necesarias ni regulaciones ni planes urbanísticos deliberados. Lo único que se necesita son miles de individuos y unas pocas reglas simples de interacción.

La evolución de reglas simples a complejas es lo que llamamos EMERGENCIA.

Lo que une a estos distintos fenómenos es una misma forma y patrón : una red de autoorganización, de agentes dispares que crean un orden de un nivel superior sin proponérselo.

CINCO PRINCIPIOS PARA LA EMERGENCIA

Si se construye un sistema diseñado para aprender desde el nivel del suelo, un sistema donde la macrointeligencia y la adaptabilidad deriven del conocimiento local, deberán seguirse cinco principios:

(1) MÁS ES DIFERENTE: Este viejo eslogan de la teoría de la complejidad posee en realidad dos significados:

  1. Se requiere de una masa crítica para que el grupo haga apreciaciones inteligentes de su estado global
  2. Sólo a través de la observación del sistema completo en funcionamiento se hace evidente la conducta global

(2) LA IGNORANCIA ES ÚTIL: Los sistemas emergentes pueden volverse inmanejables cuando sus componentes son excesivamente complicados. La estupidez relativa de las hormigas individuales es, como dicen los programadores, una característica, no un defecto. Es mejor construir un sistema densamente interconectado con elementos simples y dejar que la conducta más sofisticada aparezca paulatinamente.

(3) ALENTAR LOS ENCUENTROS CASUALES: Los sistemas descentralizados, como las colonias de hormigas, dependen fuertemente de las interacciones casuales de las hormigas que exploran un espacio dado sin órdenes predefinidas. Esos encuentros les permiten medir y alterar el estado macro de todo el sistema.

(4) BUSCAR PATRONES EN LOS SIGNOS: Las hormigas no necesitan un vocabulario extenso, dependiendo de los patrones en los semioquímicos que detectan.

(5) PRESTAR ATENCIÓN A TUS VECINOS: Ésta es la lección más importante. Podría reformularse cómo la “información local conduce a la sabiduría global”. Agregar hormigas al sistema total generará más interacciones entre vecinas y en consecuencia posibilitará que la colonia resuelva sus propios problemas y se regule más eficazmente.

Un tema interesante a analizar sería el caso de las células ¿Acaso no existe un ADN que las rige? La tiranía del ADN parecería ir en contra de los principios de la emergencia. Pero las células hacen algo más que obedecer los dictados del ADN. Las células se autoorganizan en estructuras más complejas aprendiendo de sus vecinas. Cada célula del cuerpo contiene una intrincada batería de herramientas para detectar el estado de las células circundantes, y para comunicarse con ellas a través de varios mensajeros químicos».

(NOTA: hasta aquí el resumen del libro)

 

RELFEXIÓN ¿Cómo afecta esto al futuro de nuestra sociedad?

Una vez resumido los principales argumentos del libro, se abre una reflexión. ¿Dónde está o dónde hay que generar la emergencia en nuestra sociedad?

a) En la empresa: el desarrollo de un sistema emergente sería una gran ventaja dentro de cualquier empresa para adaptarse a los cambios que estamos y vamos a vivir para el resto de nuestros días. Los modelos jerárquicos son más rígidos, paralizan el cambio y la adaptabilidad. Además, ello supondría la implicación del trabajador, pues sentiría que aporta algo de valor y que se le escucha.

b) En la política: cualquier manifestación convocada sin un líder visible entraría en este fenómeno. Grupos pequeños reunidos para citas ocasionales con el objetivo de mandar un mensaje a la sociedad y/o dirigentes.

Como bien dice el libro, “No es una razón para adherirse a la pura anarquía, por supuesto. Las colonias de hormigas no tienen líderes en sentido estricto, pero descansan fuertemente sobre reglas. Pero aprender a formar grupos requiere tiempo.”

Y aquí es cuando deberá surgir un nuevo liderazgo casi constante y del día a día  para poder reunir a los “organismos unicelulares” y no el que te dan las urnas por un periodo que puede convertirse en una dictadura o en una cadena de decepciones.

Hoy en día existe una imposición desde arriba de criterios y medidas que están generando el hartazgo de ciudadanos y trabajadores. Igualmente hay talento y calidad humana que no están “arriba”. Y lo más importante: la posibilidad de estar conectados (si no, miremos las miles de redes existentes).

Es el momento de la “emergencia”. ¿Cómo? ¿Cuándo? Ya ha empezado, pero sólo dependerá de la cantidad de “acrasina” o AMPC (sustancia generada por el moho de fango para comenzar el proceso de agregación) que cada uno sea capaz de generar.

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