
Leyendo un artículo de la Harvard Business Review, “Five Questions to Ask Yourself Before Changing Careers” de John Baldoni, junto con la reflexión propia que genera encontrarse constantemente clientes que quieren cambiar de carrera profesional, me he atrevido a reflexionar sobre qué cuestiones tiene que hacerse una persona que desee cambiar de carrera.
Ahora bien, esta misma reflexión vale para aquellos que tras haber sufrido un despido pueden o quieren plantearse qué hacer con su vida profesional tras el forzado cambio. Es cierto que muchos tendrán que volver al mercado inmediatamente, pero incluso así, tal vez convendría hacerse estas preguntas para poder definir mejor hacia dónde ir.
Para ir entrando en boca, les sugiero ver esta escena de George Clooney en la película “Up in the Air”.
“¿Cuánto le pagaron para que renunciara a sus sueños?” Tal vez sea una de las preguntas más duras que uno se pueda hacer. Y esta otra no tiene desperdicio:“¿Y cuándo pensaba abandonar y volver a recuperar su alma?”
El primer aspecto que quisiera mencionar es el error que muchos tienen de pensar que el cambio como no sea para ¡YA! no vale la pena pensar en ello. Tras muchas sesiones con clientes, si algo es necesario explicar es que antes de un cambio es necesario ver con qué herramientas contamos: sueños, ambiciones, curriculum, contactos, experiencias pasadas, etc. Y a partir de ahí se puede empezar una estrategia de cambio que llevará su tiempo.
Para los que tienen prisa, les hago la pregunta: “Si esperas vivir unos 40 años más, y los multiplicamos por 53 (las semanas que tiene un año), tienes 2.120 semanas por delante. ¿Por qué no dedicar 12 (=3 meses) o incluso 24 semanas (6 meses) a redirigir el rumbo de tu vida? Este tiempo es ¡NADA! en relación a lo que queda por vivir.
¿Nos ponemos a ello?
Ya sea porque has sido despedido o simplemente estás harto del trabajo que tienes, estas son, en mi humilde opinión, las cuestiones que deben hacerse para poder ver todo el potencial que uno guarda y que puede ayudar a redirigir y enfocar una carrera profesional.
1.- ¿Qué es lo que más te hace disfrutar?
¿Saben lo que sucede cuando estás disfrutando de algo? Sencillamente se pasa el tiempo, y si en tu trabajo lograras disfrutar, unirías placer y trabajo ¿Lo has probado alguna vez? Hay personas que están descolocadas, pues teniendo habilidades para las relaciones sociales, están en el departamento de auditoría, o siendo un magnífico vendedor, resulta que es jefe de vendedores pero está alejado de la venta en sí misma. ¿Qué te hace disfrutar?
2.- ¿Cuáles son tus talentos?
Entiendo por talentos tus habilidades naturales. Hay personas que son muy analíticas, otras muy organizadoras, y otras con mucha iniciativa. ¿Las estás poniendo en marcha? Porque al igual que en la parábola de los denarios, si no las usas, corres el riesgo de irlas olvidando y de oxidarlas. Talento que no se pone en marcha, va desapareciendo.
3.- ¿Qué conocimientos tienes y cuáles debieras adquirir?
Lo que has venido aprendiendo ¿te servirá para tu nueva vida? A lo mejor siendo un financiero, odias dedicar tu futuro a ello. ¿Qué hay de lo que has aprendido que puedas utilizar en esta nueva etapa? Y si no es así, ¿qué tendrías que aprender y cuánto tiempo te llevaría? Es de gran mérito ver a gente que empieza una carrera a los treinta o los cuarenta. Sin duda, la fuerza de una ilusión, de un sueño, o de aprender lo que a uno le gusta, compensa ese gran esfuerzo.
4.- ¿Quién te puede ayudar?
Dicen los americanos, que lo importante no es saber, sino saber quién sabe. Tu red de contactos puede ser vital para ese nuevo camino, ya sea en forma de recomendación o ayuda. Considero que para lograr tus metas hacen falta cuatro cosas: Conocimiento, Actitud, Relaciones y Suerte. Dejando al margen por un momento el tema de la Suerte, son las Relaciones las que abrirán las puertas para demostrar el resto. Así que a generarlas o a cuidarlas.
5.- ¿Cuál es tu sueño?
Una vez le pregunté a un cliente: “Si te quedaran 6 meses de vida y no pudieras viajar (no sé por qué todo el mundo quiere fugarse…) ¿qué harías?” Este señor, dedicado al tema de la banca, dijo: “Dejaría el banco y me dedicaría a cuidar mi jardín”. Le respondí: “¿Qué te impide pedir una excedencia o salir del banco y montar una empresa de jardinería?” Se quedó pensando, hasta que hizo el típico gesto que indicaba que era el dinero el principal problema. Le pregunté si era el dinero o el estilo de vida que él tenía. Seguramente todos nos ajustamos a los ingresos que tenemos, pero no somos conscientes del precio que estamos pagando para mantenerlo: nuestra propia felicidad.
En este punto, me gustaría plantear este pregunta tal y como lo hace el artículo inicialmente mencionado: “What gets you up in the morning?”… ¿Qué te haría levantar por la mañana?
6.- ¿Cuánto tiempo te llevará la transición?
Esto es lo que más puede desesperar, pero realmente si tienes fijado un periodo, sientes que vas avanzando, cumpliendo etapas, o todo lo contrario, que puede exigir una decisión valiente, tachada por otros de imprudente pero vital para ti.
En conclusión, creo que estamos en esta vida, no para buscar la felicidad en forma de placer, sino para aprender. Y cómo no, cualquier altercado (por ejemplo un despido) puede ser la forma de emprender nuestro auténtico camino que habíamos pospuesto.
Y si tiene alguna duda, recuerde la frase de George Clooney: “No lo haga por usted, sino por sus hijos” (y si no tiene, por los que le rodean, pues querrán verle feliz).
Pues una vez más Juan, los miedos influyen en que la gente dé ese salto hacia lo que quiere.
Por otra parte, ese concepto de «vender tu alma» a la hora de hacer algo que no te gusta pero que te aferras a ello por el dinero es un punto de vista muy interesante, puesto que hay mucha gente que ha vendido su alma, supongo que habría que echar mano de esa estrategia de cambio para volver a recuperar el alma perdida.
Estimado Juan,
comparto todo lo expuesto en tu Post, ya que personalmente me encuentro en un momento en el que tras dejar una etapa de diez años como responsable comercial en una empresa, me veo empezando de cero con mi nueva propia empresa, con la incertidumbre de que me deparará cada nuevo día y con la inseguridad de unos ingresos fijos como en el pasado.
Mi experiencia durante los seis primeros meses a sido muy dura, confieso que todos los días he tenido varios minutos de pánico preguntándome si habría hecho lo correcto, si a los 37 años se puede reconducir una vida laboral etc.
Pero poco a poco estoy empezando a saborear cada momento, cada decisión que tomo por mi mismo, cada operación fallida o cerrada.
Creo que por primera vez en muchos años, hago que mi trabajo mejore mi autoestima y no lo vea una rutina.
Un abrazo.
Muchas gracias Sr. Dutón por la reflexión. El problema creo que viene de raíz. Desde la escuela no han sabido decirnos cuáles son nuestros talentos o haber priorizado la inteligencia emocional o sencillamente generar el autoconocimiento para ser feliz. Los que tienen una vocación juegan con ventaja, puesto que saben encaminar desde el principio todos sus recursos. Pero los que no lo teníamos claro, hemos ido evolucionando y encontrando el camino, a través de famosísimo método «acierto-error». Pero entre más tiempo se tarde… más «caro» sale!!
Muchas gracias igualmente, Fernando. Lo que más me ha encantado ha sido tu frase «… poco a poco estoy empezando a saborear cada momento, cada decisión que tomo por mi mismo, cada operación fallida o cerrada». Y ya el final es de libro: «hago que mi trabajo mejore mi autoestima y no lo vea una rutina»!!
Ciertamente es que pueden ser muchos años alejados de nuestra felicidad. El problema es que la gente piensa que los cambios tienen que ser para YA! y no se atreven a iniciar un proceso de cambio, de autoanálisis.
Pero la Vida, de una forma o de otra nos da señales, nos avisa o nos encara con la situación.
El resto depende de nosotros!!
Animo con ese reto!!