¿Qué te dice este vídeo?

¿Cuáles son tus sensaciones? Lo cierto es que pueden ser muchas. Puede ir desde pena, hasta admiración, pasando (y la que puede servir de argumento para este post) por la de “imbécil de mi, ¿de qué me quejo?”.

Muchas veces la felicidad la convertimos en un estado comparativo: conseguí esto-perdí esto, me siento bien-me siento mal. Nos dibujan un objetivo, unas metas y si lo conseguimos podemos decir que somos exitosos y en caso contrario, pues nos quedamos con la sensación de fracaso, desánimo o carencia. Y quien lo dude, que se pregunte ¿cuántas veces no nos hemos dicho a nosotros mismos “seré feliz cuando…”? Y ahí empieza el listado: tenga un trabajo, aumente mi sueldo, tenga pareja, tenga un hijo, éste vaya a la escuela, saque buenas notas, se case, etc. Es un viaje al futuro, de logros.

Por ello, cuando estamos en ese estado de búsqueda, y vemos a Nick Vujicic (espectacular charla que hace emocionarnos), es como una bofetada a nuestra continua búsqueda. Verlo, a mi parecer, nos puede hacer tomar conciencia de lo afortunado que somos, por muchas e infinitas razones. Pero estamos “dormidos”, no apreciamos los tesoros que tenemos y nuestra mente viaja del “tuve” al “quiero repetir”, perdiéndonos lo que “estoy haciendo”.

Por lo tanto, una primera felicidad es la que podría ser ocasionada cuando alguien o algo nos abre los ojos y nos hace ver lo mucho que tenemos.

Pero seguro que nos volvemos a dormir…

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¿Qué te dice este segundo vídeo?

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Seguramente que si hiciera todas esas cosas, no tendría que fundamentar mi felicidad en la comparación. Hay un estado de “fluir” que muy bien ha descrito Mihaly Csikszentmihalyi (ver entrevista con Eduardo Punset) como ese momento donde desaparece el “observador” que juzga nuestro estado, y simplemente somos “experiencia”, somos la acción. Sucede cuando estamos enfrascado en alguna actividad con todo nuestro ser, sin compararnos, sin juzgarnos, sin observarnos, sino simplemente absorbido totalmente en esa actividad.

¿Lo practicamos?