Tener exito

¿Qué es tener éxito? Todos lo buscamos. Y sin embargo, para cada persona es diferente. Posiblemente confundamos éxito con reconocimiento público. Pero puede ser completamente lo contrario. Hay muchas dimensiones en nuestra vida donde alcanzarlo o fracasar. Pero la gran pregunta es ¿quién define lo que es tener éxito? ¿Nosotros mismos o lo dejamos en manos de una sociedad que nos dicta quién lo tiene y quién no?

¿Es lo mismo éxito que felicidad? Porque como bien dice la frase “ten cuidado con lo deseas, porque su puede cumplir”, en ocasiones sucede que quien alcanza lo que desea, descubre que aquello no genera la felicidad que esperaba. Y ya sea por el precio que ha pagado o por lo que ha descubierto al llegar.

Posiblemente nos hemos parado poco a pensar en ello. Más bien seguimos los dictados de lo exterior, porque solemos relacionar éxito con reconocimiento. Nos dictan cánones de belleza o de logro profesional. Y se mueve en la dimensión de la comparación. Tenerlo o no tenerlo puede generar grandes frustraciones cuando no enfermedades. Y sus víctimas pueden ser tanto jóvenes como altos ejecutivos.

Pero qué es tener éxito. Muy sencillo. Es lograr la meta alcanzada. Y es aquí donde entra una gran reflexión personal que debemos tener con nosotros mismos. ¿Qué metas me he fijado? ¿Son propias o bien las he dejado al dictado de una sociedad, de una familia o de mi propio ego? Y si hablamos de organizaciones, ¿cuál es el éxito? ¿Facturar millones a costa de la felicidad de sus integrantes o cumplir un propósito que inspira, motiva y da sentido a quienes forman parte de ella (generando beneficios, claro)?

Tener éxito a nivel personal

Empecemos por las personas. Aquí sería necesario reflexionar desde dos dimensiones. La personal y la profesional. O ambas a la vez, porque en numerosas ocasiones una de ellas es a costa de la otra. Y ahí puede desequilibrarse la balanza. Es posible que a media que avanza nuestra vida seamos conscientes del coste que hemos pagado para un tipo de éxito. Veo a personas reconocidas que sin embargo, experimentan vacío, soledad o falta de autoestima.

A nivel profesional ¿cuál es mi éxito? ¿Tener determinada posición? ¿Ganar una cantidad ingente de dinero? ¿Tener reconocimiento exterior? ¿O disfrutar de mi trabajo? Hace años una frase me golpeó:

“Lo duro en la vida no es que te vaya mal,

sino que te que vaya bien en lo que no te gusta”.

¿Cuántos hay así? Puedo afirmar que era uno de ellos, pero tocó hacer cambios. Recientemente escuchaba a una persona afirmar: “es que tengo miedo de ver lo que no me gusta”. La consecuencia es que entre más tarde en verlo, más irá le pesando. Toca mirarse al espejo, solo o con ayuda y preguntarse dónde pongo mi éxito. ¿En lo exterior o en el interior? ¿En la exigencia o en el disfrute? Porque he visto emprendedores felices luchando por sus sueños y siendo coherentes con ello, a pesar de la incomprensión de su entorno, y personas exitosas de cara a los demás que arrastran una pena interior. Se enfocaron en los demás, ya fueran hijos, familia o sociedad y se olvidaron de sí mismos.

¿Y a nivel personal? Aquí tendría que recordar una lección de vida que recibí. Pregunté a cierta persona: “¿Qué es mejor? ¿Salud, dinero o amor?”, ante lo cual me respondió: “Paz interior”. Interesante respuesta me pareció. Y ¿cómo se logra? A veces desde el éxito de haber logrado en la vida lo que uno buscaba. Otras desde la aceptación de lo que “es” y no de lo “que debería ser”. Es cierto que todos pasamos por diferentes etapas y el propio concepto de éxito cambia. Me preocupa todo aquello que viene del exterior y que esclaviza y destroza almas por no llegar al estándar que una economía brutal impone a través de cánones de belleza o materialismo. Y ponemos nuestra felicidad en tener ese éxito fabricado por otros. Es preocupante y descorazonador.

Tener éxito como organización

Y con respecto a las organizaciones ¿dónde ponemos el éxito? ¿Acaso no estamos reduciéndolo a la facturación o al ranking que ocupamos en una determinada lista diseñada por otros? Hay algunas, que por el contrario, han puesto su éxito en ser coherentes con su propósito, y dentro de ello entran las personas, su desarrollo, felicidad y compromiso. Pero claro, si no hay definido un propósito, estaremos perdiendo el elemento que inspira, da luz y guía en nuestro quehacer diario.

Pero también están las organizaciones públicas, aquéllas donde el puesto de trabajo está garantizado de por vida. ¿Se sienten exitosas las personas que lo integran? Como siempre habrá de todo. Sin duda al comienzo, por el logro de la plaza. Pero con el tiempo, se puede dudar, porque en ocasiones es seguridad frente a ilusión. Rutina frente a evolución. Y aún así, pueden sentirse exitosas porque su logro no es un fin, sino un medio para sustentar otra vida fuera de este ecosistema. Sin embargo, sí he visto en el devenir profesional en organizaciones públicas, departamentos, áreas y servicios donde gracias al liderazgo y a la cultura imperante, hay personas que tienen un sentido y un propósito que da sentido a su día a día en un entorno humano que genera felicidad.

En definitiva, será interesante definir nuestro concepto de éxito, tanto a nivel personal, profesional como organizacional, no vaya a ser que cuando lo alcancemos, no genere la felicidad que tanto buscamos.

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