Super heroes

Estamos rodeados de ellos, pero no se ven. Ayudan a cambiar el mundo o al menos permiten que las organizaciones sobrevivan y funcionen. Pero no se les reconoce. Y hasta se desconoce lo que hacen por parte de las altas instancias. En muchas ocasiones logran que las incapacidades, errores o egos de sus superiores no generen daños a clientes, proveedores o compañeros. Son los super héroes anónimos que están en todas las organizaciones, públicas y privadas. Este artículo está dedicado a ellos.

Si algo les caracteriza son el compromiso y la humildad. A pesar de sufrir en primera persona los errores y carencias de su organización, con su esfuerzo buscan que dicho daño no tenga efectos más allá de sí mismos. Desde la recepcionista de un hotel buscando información dedicando un tiempo extra de sus obligaciones para con el cliente, hasta un comercial que se preocupa por corregir personalmente el error de la organización, a pesar de que el procedimiento es obsoleto, engorroso y ya lo ha comunicado numerosas veces y nada se hace.

Son personas preocupadas por servir

y hacer que otros no sufran la desorganización de su organización

He visto empresas donde los directivos entran y salen a una velocidad endiablada. Pero la empresa sigue funcionando gracias a esos super héroes anónimos que bien, desde su puesto de administrativa contacta con las tiendas ante la ausencia de una jefa recién despedida, o el conductor que hace alguna hora extra porque en su ética, otros no deben pagar un protocolo sin sentido.

Por qué lo hacen

Son grandes y generosos. Cuando les preguntas por qué lo hacen, hay dos tipos. Los que te dicen, a mí me educaron así, y entonces sabes que son una especie en extinción (pues porque ya no se educa así), y los que aman a la empresa, ya que les ha dado el sustento y los recursos para disfrutar de una vida y dar a los suyos lo que tal vez no tuvieron en su adolescencia o juventud.

Habría que hacerles un homenaje por parte de los directivos y decirles “gracias por hacer que todo esto funcione, a pesar de nosotros”. O acaso invertir tiempo en escucharles, sabiendo de su labor o reconociendo este compromiso.

Seguramente no ascenderán, pero tampoco hacen estrategia de palacio. Sencillamente actúan según su propia ética, una palabra que no es muy oída, por cierto. Personalmente me asombran cuando además llevan una sonrisa constante, y a pesar de estar fuera de turno o no corresponderles cierta tarea, están comprometidos. No es justo, pero para ellos el compromiso y ayudar a los demás, está por encima de lo justo. Lo primero es el prójimo, incluso a costa de ellos mismos.

Reconocimiento

¿Qué se debería hacer? Sencillamente ponerlos en valor. Buscarlos y darles ese reconocimiento. De esta forma, primero, haremos justicia, y segundo, alimentaremos la llama de coherencia, compromiso y liderazgo que demuestran con sus invisibles acciones. Pero no, los directivos no tienen tiempo, a pesar de que en cada discurso y convención promulgan que las personas son lo primero. No hay más que ver las caras de los asistentes cuando se pronuncian esas palabras en una convención o lo leen en una publicación interna. Pero invertir en las personas cuesta poco, y les puedo asegurar que es muy gratificante. Además, si uno ahonda, son maestros en aspectos como la bondad, la generosidad y la sencillez.

Es cierto, no son todos así. Pero haberlos, los hay. Y sólo por justicia, y por ser al menos un poco humanos en esta alocada vorágine de objetivos y competencia, demos el merecido reconocimiento a todos esos hombres y mujeres que desde el silencio, la coherencia con sus valores y el compromiso son los super héroes anónimos que sostienen y dan valor humano a sus organizaciones.

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