Las elecciones celebradas el pasado 20 de diciembre han dejado una situación inmanejable. Nadie puede gobernar por sí solo. Los acuerdos resultan insuficientes y hasta contradictorios. Existe una parálisis. Sin embargo, hay una solución. Supone llevar a cabo un cambio adaptativo, es decir, un cambio en la forma de pensar, pero sobre todo de negociar.
Por cultura arrastramos un estilo en la forma de negociar basada en las “posiciones”, es decir, mi victoria se basa en la pérdida del otro, y viceversa. Ello desemboca en la confrontación y muchas veces en parálisis o en una guerra. Sin embargo, la Universidad de Harvard en los 80 estableció el Método de Negociación por “intereses”, lo que suponía un enfoque totalmente distinto. Veamos un ejemplo histórico.
En 1.978 se reunieron en Camp David, residencia de descanso del presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, los mandatarios de Egipto, Anwar Sadat e Israel, Menájem Beguín para resolver el conflicto generado por la Guerra de los Seis Días (1.967). En dicha guerra, Israel ocupó varios territorios, entre ellos la península del Sinaí que pertenecía a Egipto. Esto generó, aparte de una guerra posterior (Yom Kippur-1.973) una hostilidad permanente, que originó una crisis a nivel mundial debido a lo intolerable del precio del petróleo.
Las pretensiones de ambos países (Egipto recuperar la península del Sinaí e Israel mantenerla ocupada) eran radicalmente irreconciliables. ¿Les suena?. Este ejemplo es un caso típico de negociación por “posiciones”, donde la victoria de uno supone la derrota de la otra parte. Repartir la península no era una opción. ¿Consecuencia? Nadie quiere ceder, parálisis, colapso y hasta una latente guerra.
Sin embargo, si aplicamos los principios de la negociación por “intereses”, es posible que encontremos una solución. Hay que preguntarse: ¿cuál es el interés de cada una de las partes? Egipto debía recuperar la península por un problema de soberanía, pues era parte de su territorio. Israel quería mantener ocupada dicha península para mantener una franja de “seguridad” que le protegiera su propio territorio. ¿Existía una solución que suministrara “seguridad” a Israel, sin quitarle “soberanía” a Egipto? Finalmente acordaron devolver el territorio a Egipto, pero la zona del Sinaí estaría completamente desmilitarizada, con lo cual se garantizaba la demanda de Israel en cuanto a seguridad se refería.
¿Qué aprendemos de este ejemplo histórico? En mi opinión, debemos cambiar la cultura del “yo gano-tu pierdes” por un “¿podemos casar nuestros intereses?”. Ya no se busca la derrota del contrario, sino satisfacer nuestros mutuos intereses.
La política española vive actualmente en el paradigma ‘o conmigo o contra mí’, enfrentados bajo la idea de que “mi victoria se basa en tu derrota”.
¿Podemos cambiar en la forma de pensar, relacionarnos y negociar?
Para ello habría que mirar por el bien general (¿Creen ustedes que lo recordarán?). Y, sobre todo, tendrían que actuar con generosidad y grandeza, porque están para servir al pueblo, no para servirse de él. Hay que aprender a generar pactos, buscar intereses comunes, o diferentes pero compatibles, y dejar las diferencias para más tarde.
Pero esto también supondría un importante ejercicio didáctico a las masas, al pueblo, tan acostumbrado a ser “anti-algo” (anti-madridistas, anti-barcelonistas, anti-derecha, anti-izquierdas, etc.). Se trata de la oportunidad de introducir en nuestra cultura el modelo “win-win” (ganar-ganar), querer ir más allá de las posiciones y analizar los intereses que seguramente en muchas ocasiones son compatibles.
Como decía un cuento “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”, estamos en un momento en el que podemos aprender a cambiar nuestra forma de relacionarnos, respetarnos y negociar. A ver cómo lo hacen.
En definitiva el problema como siempre está en la tan arraigada y manida cultura española de los personalismos qué tanto daño hacen a este país, se trata de hablar de proyectos e ideas y no de personas, se trata, efectivamente, de negociar sobre interes y no de posiciones. antes de nada, no obstante, hay que despersonalizar la política española, es decir, hablar de ideas y no de personas, hablar de futuro e interés común y no de presente y de intereses puramente partidistas
Muchas gracias Jaime. Muy cierto lo que dices, aunque no lo restringiría a la cultura española. En otros países vemos semejantes actitudes, que secuestran una institución y bloquean todo lo que diga la otra porque sencillamente pertenece a otro partido. Y si no, miremos a EE.UU. y su gran problema con la restricción de armas.
Con tu permiso Juan, voy a hacer un comentario.
No creo que se trate tanto de mirar a una escuela tan prestigiosa como Harvard para resolver este conflicto extrapolándo la realidad política de nuestro país como si fuera un business case de negociación. Más bien se trataría de recordarles a aquellos que han sido elegidos por el pueblo que en el fondo lo que son es servidores del pueblo, que deberían demostrar madurez a la hora de gestionar problemas de una importancia capital para las personas que los han elegido. ¿Cómo?, elevándose por encima de los intereses particulares siendo capaces de relacionarse y comunicarse entre ellos de manera que se antepusiera el bien común a las parcelas de poder, a las portadas de prensa, a la autocomplacencia en los medios y sobre todo a los personalismos. En un país con las cifras de desempleo que tenemos, de endeudamiento sobre PIB, de ausencia de planificación industrial real, de escasez en la cobertura social y sobre todo en las carencias educativas que arrastramos, debería de primar ante todo el bien común, como te he comentado anteriormente. Dar soluciones reales para gente real, ser capaces de trascender a las estructuras partidistas en aras de la consecución de una sociedad mejor.
Mi muy estimado amigo Enrique. Totalmente de acuerdo contigo. Si recurrimos al ejemplo de Nelson Mandela, su aprendizaje no vino de ninguna gran Universidad, sino de la inteligencia de la mente y del corazón. Hace poco escuchaba a Josep Piqué en una charla a raíz del problema catalán donde hacía referencia a una frase de alguien famosos: «A veces es bueno que una persona muera por un pueblo, pero nunca que un pueblo muera por una persona»!! Un fuerte abrazo
Muy interesante tu artículo y también las respuestas que has recibido. Pero por aportar algo, quiero mencionar el origen de todo esto, me refiero a la educación del pueblo español, que es quien castiga o premia en las elecciones. Ha quedado demostrado que la ausencia de ideología provoca el voto en contra, y hay incluso quien dudaba entre Ciudadanos y Podemos.
Muchas gracias Sergio. Sin duda la raiz de todo esta en la Educacion. Antes se decia que viajando se abría la mente. Pero está claro que según la educacion que se ha recibido se interpretará el mundo de una forma o de otra: desde la conciliacion o el enfrentamiento!
Muy bien visto y mejor explicado, muchas gracias.
Gracias Javier! A ver si les llega 😉
Gracias por abrir este debate Juan que nos interesa a todos en estos tiempos.
Gracias por abrir este debate Juan que nos interesa a todos en estos tiempos.
Y deberia abrirse con cordura y con el ganar-ganar como filosofia!
En mi humilde opinión, al final siempre queda solamente el ansia de poder sea cual sea la ideología y se pase por encima de quien se pase. No se si algún día lograremos olvidarnos de los lados izquierdo y derecho de la política y centrarnos en el bien de todos por encima de todo. No se si nosotros veremos un cambio verdadero en este País que solo beneficie a todos y no a unos pocos. Sigo sin creer en nada aún.
Querido Juan,
Siempre brillante! haces un planteo muy interesante; en mi opinión el tiempo que estamos viviendo requiere un cambio de paradigma absoluto: por una parte se enfrentan las estructuras rígidas y verticalistas de los grandes partidos y por otro las nuevas formaciones con un concepto horizontal y de «capas» donde todos valen uno y sus elementos distintivos son mas integradores que conductores.
Como bien se ha expresado en otras opiniones, es necesario y con urgencia un cambio educativo, pero en el que los resultados de las lecciones qprendidas tengan un efecto mas inmediato, ya que los nuevos retos de la sociedad actual son muy veloces y cambiantes.
Tendremos que hablar ya de la política del Siglo XXII?
Aprovecho la oportunidad para destacar que casi todos los elementos de la política se refieren a España como «este país» y no como «nuestro país»… hay un error conceptual severo en esta expresión, antes de todo deberán centrarse centrarse geograficamente y redefinir su relación con la tierra y sus habitantes sobre la que «politizan (gnosce te ipsum). Un abrazo
De cualquier forma David, hacia falta activar el compromiso politico y evolucionar, y la Historia nos enseña que los cambios vienen tras el hartazgo! Nos toca aprender a todos!
Buenos dias.
con el permiso de Juan.
Nos han inculcado el ajedrez incluso en las escuelas (yo gano tu pierdes). Cuando lo que desearia es un juego como tres en raya que la mayoria de las veces se empata.
Disculpen por esta tonteria.
Juan gracias por copiarme.
Cierto Carlos. Si buscar la victoria no es malo. Y así sucede en el deporte y en la propia vida. Pero hay elementos como el respeto, el reconocimiento, la solidaridad, etc. que pueden impregnar ese juego. Y como ejemplo sirva cuando vemos que un jugador ayuda a otro del equipo contrario… ¡es noticia! En fin, nos toca mucho que aprender como sociedad!