asesinando el liderazgo

Sobrevivir mientras lideras es clave para el éxito. El liderazgo implica riesgos. Y el principal es el de tu destrucción.

¿Razón? Incomodas, pones en peligro el estatus quo, movilizas, retas, cuestionas, impulsas. Y no todo el mundo está por esa labor.

¿Reacción? Destruirte para que todo siga como está. Todo debe seguir bajo control. Bajo su control. Y por ello buscarán diferentes formas para cuestionarte, debilitarte, desacreditarte y sobre todo, eliminarte. No suele ser personal, aunque en ocasiones puntuales sí lo sea. Es cuestión de supervivencia. De ahí el reto en cómo convertir opositores en aliados.

En todo proceso de cambio suelen darse cinco personajes:

  • Los leales: te apoyan por el vínculo a tu persona y será siempre fieles
  • Los aliados: te acompañarán mientras ganen contigo, por lo que también podrán cambiar de bando si les interesa
  • Los indecisos: es la gran masa a convencer
  • Los opositores: no están de acuerdo con el cambio, pero no lo toman como personal
  • Los enemigos: el objetivo es destruir tu persona

¿Pero qué estrategias y artimañas pueden usar estos últimos? Su posición puede ser de superior, compañero o subalterno. Será todo aquél que pierda con los cambios que intentas liderar. Uno debe preverlo o al menos estar despierto a los síntomas para que no sea demasiado tarde.

En el libro “Gestión del Cambio” (Editorial Lid) analizo ocho formas de asesinar el liderazgo. En su momento había documentado cuatro de ellas (Leadership on the line – Ronald Heifetz), pero el propio devenir de la profesión, me ha obligado a experimentar, sufrir y observar nuevas y más sofisticadas formas de castrar el cambio.

1.- Atacándote

Si hay una forma de desacreditarte será la de hacerte perder las formas. Y para ello será necesario atacarte: insultos, acusaciones falsas, mentiras, etc. Tu reacción será clave para mantener el liderazgo. Buscarán tu punto débil. Un error en las formas o una reacción por impulsos tirará por el suelo la ejemplaridad que muchos necesitan ver. Es duro este esfuerzo de autocontrol. Pero liderar tiene un precio.

Tus enemigos quieren que subas al ring.

No hay victoria si subes.

La derrota está en el subir.

La clave estará en buscar quiénes te defiendan en su nombre. Por eso es necesario crear una guardia pretoriana de leales, o unos aliados con intereses en tu supervivencia. Ellos se encargarán de defenderte, o mejor aún, atacar para que tus enemigos no empleen su munición en la ofensiva, sino en la defensiva.

2.- Traicionándote

Es la más dolorosa por inesperada. No la ves venir. Y será ejecutada por alguien que ha sabido ganar tu confianza. Puede ser una persona que ha sido introducida en tu círculo de confianza intencionadamente, alguien que no recibió lo que esperaba o quien desea tu fracaso para sustituirte. Suelen utilizar tu información, debilidades y ambiciones para preparar tu caída. Es frecuente que no llegues a saber por dónde ha venido, pues su supervivencia y nula ética le hacen actuar así.

Esto obliga a estar atento a las expectativas de quienes te rodean, saber leer en medio del proceso y cuidar los peligros de tus cambios en los más cercanos. Pero si se produce, es porque no lo has sabido ver venir.

3.- Marginándote

De repente no eres convocado a reuniones importantes. Sin aviso previo, te han sacado de un proyecto que estabas impulsando. Ya no interesan tus ideas. O no permiten que lideres más proyectos. La forma de eliminarte consiste en apartarte de todo aquello que te de poder, notoriedad o protagonismo.

Puede que tardes en verlo, porque suele ir disfrazado de ciertos argumentos justificativos. Pero tarde o temprano percibirás que no cuentas con el apoyo, o eres apartado de foros a los que antes eras invitado. El mensaje es claro.

4.- Personalizándote con el cambio

Nuestro ego nos puede generar trampas peligrosas. Y los enemigos las usarán. Cuando te identificas con el logro, o ellos hacen que lo hagas, si fracasa el objetivo, fracasas tú solo.

En el éxito está la gloria,

pero en el fracaso está la muerte.

No hay término medio, porque dejaste que identificaran el cambio con tu persona.

En cambio, si logras repartir el mérito, y sobre todo, el protagonismo, también estás repartiendo el riesgo. La personalización ayuda a tus enemigos a destruirte. Y una vez te has colgado la posible medalla del futuro éxito, ésta se convertirá en tu lastre en caso de fracaso. A veces conviene volar bajo, huir de los focos, del protagonismo y dejar las medallas para tus detractores o protectores. Ellos te mantendrán vivo para tener más gloria a tu costa.

5.- Ascendiéndote

Cuando molestas, necesitan quitarte de en medio. Y una forma para alejarte de donde ejerces influencia, podría ser un “merecido” ascenso. Si no sabes leer, lo considerarás un reconocimiento, pero detrás de ello puede haber un intento de que abandones el proyecto que liderabas.

La pregunta pertinente es:

¿qué quieren que no hagas?

En cierta ocasión, un lector me llamó con la siguiente afirmación: “Juan, me están intentando asesinar según la página 103 de tu libro: me han ascendido”. La astuta forma de que no molestara con sus cambios, consistió en alejarle hacia arriba y a un lado, moviéndole a un puesto superior, pero lejos de los cuarteles generales donde se tomaban las decisiones importantes. Lo habían “asesinado” utilizando el destierro ascendente como disfraz.

6.- Limitándote los recursos

Para hacer cambios es frecuente que necesites recursos. Puede ser de humanos, materiales o sencillamente, tiempo. Poner trabas, posponer la incorporación o reducirlos pueden ser señales de intereses contrapuestos. No ven la urgencia de los cambios que deseas impulsar. Es una forma de tenerte bajo su control o de limitar tu influencia o futuro éxito.

En este caso, debes leer el interés en apoyar el proyecto que intentas liderar, porque puede ser que estés esperando algo que nunca llegará, vinculando tu energía, voluntad e incluso prestigio a algo que tristemente están limitando. Debes estar atento a ello.

7.- Posponiendo

El cambio en muchos casos requiere velocidad. La urgencia es una de sus claves para el éxito según Kotter. Posponer el arranque sin duda generará desánimo y hasta puede hacer que desistas de comenzar. Tu pasión inicial se irá consumiendo. El desgaste y el desistir vendrá por comentarios como “no es el momento”, “espera a que la situación esté mejor”, “mi experiencia dice que esperes”. El objetivo es ir diluyendo las fuerzas y energías del cambio.

8.- Sobrecargándote

Es otra forma de desviar tus mayores recursos: tu pasión y tu tiempo. Dispersándote, quedarás sin fuerza. Incluirte en muchos proyectos, puede ser visto como un halago, hasta como una enorme confianza. Lo que puede esconder una estrategia de este tipo, es saber que no llegarás a nada.

Has asumido demasiadas exigencias, retos y responsabilidades,

pero sin aumentar los recursos de los que ya disponías.

Es necesario no caer en esta trampa, pues está disfrazada de halago y confianza. Uno debe ver qué recursos, en qué tiempo y con qué apoyos cuenta antes de encomendarse a las nuevas tareas. Si te demandan resultados, exige recursos. De lo contrario estás muerto o sufrirás de manera importante.

9.- Seduciéndote

Tu sensibilidad puede ser tu talón de Aquiles. La seducción es una forma de manipulación. Te lo pedirán como favor por los costes que supondrá para algunas personas de la organización. Puede incluso que te hagan sentir culpable de las víctimas del cambio. Si oyes, “con lo que yo he hecho por ti” cuando ves necesario impulsar una evolución necesaria, estarán recurriendo a la seducción / manipulación de tus emociones.

10.- Chantajeándote

Esta es una forma directa, clara y abierta de frenar tu liderazgo. Tienen información sensible sobre ti, mostrándote el enorme riesgo si sigues adelante. Es un pulso, pero cara a cara. Manifiestan, sin lugar a dudas, que no desean los cambios que propones, haciéndote pagar un precio si lo llevas a cabo.

Dependerá de tus recursos (económicos, emocionales o de poder) para asumir la afrenta. La propia resistencia y sus formas de chantajearte, te pueden hacer ver lo importante y necesario que son de llevar a cabo. Pero el precio es tu persona o algo que te afecte de manera muy íntima. Dura decisión que te hace correr un gran riesgo.

 

En resumen, liderar es ponerse en riesgo. Impulsar iniciativas que generarán desajustes, incomodidad o pérdidas. Y los opositores o enemigos, utilizarán sus estrategias y artimañas, unas visibles y otras no perceptibles, para sabotear dicho cambio.

El reto es detectarlas al instante, saber leer las intenciones, y desde ahí, planificar una estrategia que las haga desactivar. En ocasiones puede ser marchar (como en el caso de la persona que se puso en contacto), en otras desistir o y en otras posponer. 

Tal vez será que sólo quieren que gestiones, pero no que lideres.

Privacy Preference Center