Satisfecho e implicado

Existe un principio que afirma que teniendo “empleados satisfechos”, tendremos “clientes satisfechos”. Para los que dudan de esto, y aún siguen pensando que a los trabajadores sólo les mueve el sueldo, probemos enfocarlo de distinta manera: a “empleados insatisfechos”, ¿tendremos acaso “clientes satisfechos”?, ¿cuántos repetirán?, ¿hablarán bien de nuestra empresa?, ¿la recomendarán a otros posibles clientes? Es obvio, por tanto, la necesidad de generar la satisfacción en los empleados.

Pero esto es un primer paso. Veamos porqué. ¿Qué prefiere usted? ¿”empleados satisfechos”, o “empleados implicados”? Porque estar satisfecho (buen salario, vacaciones al gusto de cada uno, horarios a medida, etc.) no va a significar que la gente esté implicada. Y si no, miremos a la gran cantidad de funcionarios (no todos, pues tengo amigos funcionarios que son magníficos profesionales, incluso mejor que lo que hay en muchas empresas), que teniendo unas condiciones inigualables, parece que no les importan las preocupaciones de sus “clientes” (ciudadanos).

Implicar a las personas, supone hacerlas sentir parte del proyecto, sufriéndolo y celebrándolo. Que ante un problema, hay una solución; ante un obstáculo, un reto; ante un conflicto, una apuesta por la empresa.

Y ¿cómo se logra esto? Pues de dos maneras. Una primera, invirtiendo en las personas. Y ello se materializa en formarlas, en hacerlas más competitivas, más eficientes y más productivas. En ello, ambos ganan, pues por un lado, el trabajador siente que crece, y por otro, la empresa se beneficia de ese desarrollo.

Y una segunda, haciéndolas partícipe de las decisiones. La dirección debe marcar el rumbo y los objetivos, pero probemos a permitir que la gente participe en el cómo. Tal vez nos sorprendan en sus aportaciones, pues sin duda, son los mejores conocedores de los entresijos (y por tanto de los problemas y soluciones) de la empresa.

En resumen, para tener “empleados implicados”, hace falta desde luego, tener “empresarios implicados”, que son quienes, generan satisfacción, en primer lugar, y liderarán hacia el compromiso por parte de todos.

¿A qué esperan?

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¿TE ATREVES A RESPONDER?

– ¿Cuál es el nivel de satisfacción en tu trabajo?

– ¿Y el de implicación?

– ¿Qué necesitarías para implicarte más?

– ¿Cómo lo podrías conseguir?