Recientemente en un proceso de gestión del cambio con un equipo, se nos ocurrió hacer llegar una serie de cuestiones a todos los miembros, incluidos los jefes. Entre ellas estaba la siguiente:
¿Qué palabra o frase te gustaría oírle a tu jefe?
Y cómo no, las respuestas fueron sorprendentes:
– ¿Te ayudo?
– Tienes la razón
– Buen trabajo
– Gracias
– Cuenta conmigo
– Buen trabajo, te invito a un café
– ¿Qué necesitas para estar mejor?
– Perdón
– Cierto, estoy equivocado
Y ante esto ¿qué podemos decir? ¿Qué sucede cuando a una persona le nombran “jefe”? ¿Por qué dejan de hacer lo que tal vez le gustaría que le hicieran? En un artículo de la Harvard Business Review escrito por Tomas Chamorro-Premuzic, se afirma “Unfortunately, the more senioir employees are, the less frequently they receive negative feedback”. Es decir, entre más arriba se sube en una organización, menos “feedback” correctivo se recibe. Entonces ¿cómo demonios vamos a mejorar?
Pero lo que más me impacta de las respuestas es, por un lado, la sencillez de lo que demandan y por otro, qué fácil sería hacerlo. ¿Qué les sucede? ¿Es una cuestión de tiempo (“es que el día a día me come” dirán)? o tal vez ¿es una cuestión de actitud en ser generosos y humildes a la vez que exigentes? ¿O sencillamente es estar “despiertos”?
Lo curioso es que los que demandaban estas palabras o frases, también eran jefes, lo cual invita a preguntarnos: ¿qué habrían pedido los miembros de sus equipos a cada uno de ellos?