En este video queda muy bien reflejado el porqué las organizaciones no cambian.

Hay dos departamentos que de forma interna o subcontratada deberían estar existir en toda empresa: el departamento de motivación y el departamento de productividad.

El primero sería una especie de comando para diagnosticar, detectar y hacer cirugía para incrementar la motivación de las personas integrantes de un equipo. El motivo de la desmotivación puede ser una falta de coordinación, comunicación o simplemente de reconocimiento. En ocasiones el jefe está absorto en la búsqueda de resultados y como tal puede no dedicar tiempo a las relaciones humanas de su equipo. O simplemente no sabe. ¿Qué hacer? ¿Esperar que el «cubo de la motivación» se siga vaciando? Es ahí cuando un grupo de profesionales podría entrar a analizar y aplicar soluciones en donde todos formaran parte, y en las que finalmente se lograran los objetivos, pero no para una semana o un mes, sino para una auténtica transformación.

El otro departamento, el de productividad (o de forma más sofisticada llamado «reingeniería de procesos»), sería otro comando que analizaría qué falla en los procedimientos o qué hay que hacer para que sean más productivos. Con la crisis, muchas empresas han buscado mejorar su productividad, ahorrar costes para sobrevivir, ya que no llegan los recursos desde fuera. Como me dijo un director de RRHH de una cadena hotelera, «Juan, no sabes la de procedimientos obsoletos y deficitarios que hemos estado manteniendo durante los últimos 10 años. Pero claro, para qué mirarlos entonces, si los clientes entraban a mansalva».

Sea como sea, a menos que se permita la intromisión de estos dos «comandos», me temo que pasará como en el vídeo, en donde la protesta primero sorprende, pero luego nada se hace. ¿La razón? No hay tiempo, siempre se ha hecho así, mejor malo conocido que bueno por conocer, etc.

Es triste, pero es frecuente ver organizaciones que están crispadas, desanimadas o estresadas simplemente por no pararse a «afilar el hacha». Por contra, quieren seguir cortando más y más árboles. Si no puede pararse a mejorar su organización, busque quién lo pueda hacer. Ya verá cómo no se arrepiente. Su función será aplicar lo que todos saben pero que nadie hace. Y las justificaciones para no hacerlo son miles. Pero todo sigue igual.

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