Esta es la historia de dos desconocidos, o al menos así parece. Hay algunas personas que sí han sabido integrarlos de una forma equilibrada. Pero en general y observando al mundo, parece que se repelen entre sí.
¿Quiénes son? Usted seguro que conoce al primero. PIB es lo que nuestros economistas han llamado el Producto Interior Bruto. Aquellos que son muy amigos de él, buscan que crezca de manera constante, sea como sea, aunque en muchas ocasiones generen grandes desequilibrios que hipotecan nuestro futuro. Es algo voraz, y se caracteriza por el miedo, porque ¿qué va a suceder si hay otra persona, región o nación que tiene más que la mía? Pues que hará lo que yo haría en su lugar: abusar de esa posición para seguir teniendo más y más.
Por otro lado está nuestra tan deseada amiga FIB, es decir, la Felicidad Interior Bruta. Desde que nacemos andamos a su búsqueda. Es curioso, porque muchas veces la tenemos pero no la vemos. Esto se debe a que estamos más pendiente de hacer crecer nuestro particular PIB que a apostar por encontrar a FIB. Ésta se caracteriza por un estado de alegría, gozo y libertad que hace que queramos compartirla. Y por compartirla, ésta crece más y más, no genera desequilibrios y además es contagiosa.
Sin embargo, parece que se repelen. Hay personas y países con un gran PIB pero que carecen de FIB. Cierto es que el primero vive bajo el principio de carencia (necesito más) y el segundo bajo el principio de riqueza (disfruto lo que tengo). Los expertos dicen que si nos hacemos muy amigos de FIB, vas a dejar de consumir, con lo cual el PIB se resentiría. Éste vive de producir, de consumir, de compararte y de trabajar más y más para poder tener más.
Encontramos listas de quién tiene más PIB, pero no más FIB. Así nos va, pues nos encanta imitar, de ahí que idolatremos a aquellos que más riqueza externa tienen, aunque ignoremos los costes de conseguirla.
Y para terminar, si quieren hacer pensar a sus amigos, pregúnteles: “¿cómo va tu PIB? ¿Y tu FIB?”.
Mi profesor de economía política y hacienda pública, en Derecho, cuando nos hablaba de medir los niveles de vida de los distintos países, se tomaban una serie de parámetros (vehículos por habitante, teléfonos por habitante, renta per cápita, hogares en propiedad o en alquiler etc.)
Al final, nos hizo ver que la conclusión era que no siempre se podía obtener unos datos que dejasen claro qué país vivía mejor que otro, sí que daban información que, contrastada con otros países, dejaba ver que por ejemplo Finlandia tenía un mejor nivel de vida que Tanzania en líneas generales. ¿Pero entre Canadá y Finlandia? ¿Qué diferenciaba a una nación de otra como mejor para vivir? Ambas tenían un alto índice de suicidios (más en Finlandia) Canadá parecía pintar más en el plano multinacional en lo que respecta a sus empresas, sin embargo la educación en Finlandia era mejor (o los índices de aprobados y de conocimientos generales de su alumnado)
Era obvio que su nivel de vida y su PIB decían que eran grandes países, pero con índices de suicidio mayores que el de Tanzania, que tenían un PIB inferior y menos bienes por cabeza. ¿Qué fallaba?
A lo mejor tu propuesta del FIB se lleva el día de mañana al plano de la economía internacional.
«El convencimiento es un tesoro que no se agota» es un proverbio traducido del árabe (espero que lo he traducido correctamente, con mi español un poco flojo todavía!!! )
Creo que la mayoría de la gente en un momento de reflexión dirán lo mismo, pero qué difícil aplicar esta reflexión a nuestra vida cara a la sociedad, porque al salir a la calle (la sociedad) tenemos que ponernos la vestimenta que se adapta a las normas comunes de una sociedad lamentablemente que es la de «parecer» y no la de «ser», el BIP, el BIP y luego el BIP sacrificando el FIB en muchas ocasiones.
Aunque es cierto, se empieza a notar una cierta sensibilización hacia la diversidad y a lo que puede aportar esta de enriquecimiento al conjunto de las personas (enriquecer el PIB gracias al FIB), en todos los aspectos! el avanzar juntos, el ganar ganar, el respeto mutuo, …
Hay que luchar entonces para proteger nuestra autenticidad si creemos tener algo valioso que demostrar e aportar!
Les dejo un fragmento de un texto de Gibran khalil Gibran , espero que les guste:
«Vuestra vestimenta oculta mucho de vuestra belleza, pero no alcanza a esconder lo que es feo. Y aun buscando en las prendas de vestir la libertad del arcano, quizá halláis en ella un arnés y una cadena. Bueno fuera que recibierais más sol y más aire sobre vuestro cuerpo y menos sobre vuestros vestidos. Porque la vida palpita en la luz del sol y la mano de la vida está en el aire.»
Y, Juan, refiriéndome al articulo de «el líder no produce ningún sonido», creo que es el que a través de su mirada, no solo detecta el estado de la persona en frente, sino también el que transmite de su autenticidad y lealtad en lo que cree, el que actúa de ejemplo y llena de esperanza y seguridad a los interlocutores.
Gracias Juan por ese momento de reflexión que nos ofrece, a mi me viene bien este ejercicio, es como una yoga que me renueva un poco el animo, y que sigas adelante como un autentico líder, que lo eres!
Un saludo