¿El miedo es real o una ficción sobre algo que todavía no ha ocurrido? Seguramente sus sensaciones, desde parálisis a sudoración, bloqueo, o huida son la somatización de un pensamiento. Pero si tenemos miedo de algo es porque todavía no ha ocurrido.
¿Cuántas veces hemos tenido temor de determinados acontecimientos que finalmente no se cumplieron? ¿O puede que se cumplieran porque los provocamos con nuestra forma de pensar? Es como aquella persona que al tener miedo a hablar en público, es precisamente eso lo que hace que se bloquee cuando sube al escenario.
¿Podríamos definir el miedo como un viaje al futuro sobre lo que todavía no ha ocurrido, pero que ya lo estamos viviendo y puede que hasta lo provoquemos? ¿Por qué afirmo que miedo es igual a tiempo? Lo explicaré con un ejemplo:
Supongamos que estás en primera fila en una conferencia. Y, de repente, el ponente baja y sin dejarte tiempo a pensar te hace una pregunta fácil de contestar e inicia una charla amigable contigo. ¿Te ha dado tiempo a sentir miedo?
Pero pongamos el caso contrario. Que tu jefe te ordena dar una charla dentro de quince días ante la futura convención de la empresa, donde unas quinientas personas te escucharán. ¿Qué va a suceder hasta el fatídico día? Posiblemente se activarán todos los “Y si… ”:
- “¿Y si me quedo en blanco…?”
- “¿Y si no les gusta…?”
- “¿Y si soy el peor…?”
- “¿Y si se hunde el techo del auditorio?”.
Es decir, se activan nuestras peores paranoias.
El miedo es algo que provoca nuestra mente
Hay una frase que copié a Bernie Ecclestone cuando fue asaltado y atacado en su casa tras abrir la puerta: “No me dio tiempo a tener miedo”. Todo sucedió rápido. Y su mente no tuvo tiempo de fabricar “futuros”.
¿Qué podemos aprender de esta reflexión?
1.- Primero, a ser conscientes de que tenemos tendencia a “viajar al futuro”. Está bien ser previsor, prepararse ante un imprevisto o ser profesional en lo que tengamos que hacer. Pero de ahí a vivir y sufrir la peor versión de nuestra imaginación hay un buen trecho.
2.- Y segundo, a tomar conciencia de que sentimos según pensamos. Y pensamos según la información que tenemos y cómo la interpretamos. ¿Qué necesitamos para gestionar adecuadamente nuestros pensamientos?
Si viéramos el miedo no como algo real sino algo que provoca nuestra mente, ya sería un paso para reducirlo y gestionarlo adecuadamente. Más bien deberíamos verlo como un avisador y no un limitador y castrador de nuestro valor real para enfrentarnos a las situaciones.