juan merodio uai

De vuelta tras las breve charla sobre la felicidad en el II encuentro #laREDesunregalo organizado por Juan Merodio, y tras escuchar al propio Juan, a Alicia Senovilla y a Nachi Picas, me asaltó en el avión la gran pregunta que todos nos hacemos: ¿pero dónde se encuentra la Felicidad?

Y lo digo porque para unos, son momentos en la vida. Para otros es el camino, donde lo importante es saber disfrutarlo. Otros muchos lo sintetizan en que es una actitud para afrontar los retos que surgen. Pero echaba en falta una concreción y simplificación para poder dar respuesta a esa pregunta que me asaltaba. Y tras muchas vueltas pensando, dije: “¡Por fin! Ahora veo lo que todos quieren decir”. Y ha sido en un esfuerzo de síntesis y de repasar mi propia vida lo que me ha llevado a la conclusión (por lo menos por ahora) de que hay cinco tipos de felicidad, de ahí las diferencias al definirla. Les cuento.

1.- La felicidad del LOGRO

Es ese momento especial, de enorme alegría por conseguir un logro, una meta, un objetivo. Puede ser una medalla olímpica o terminar una prueba de una maratón. Acabar unos estudios o ser capaz de haber empezado algo. Puede ser el nacimiento de un hijo o la marcha de un trabajo. Es la felicidad del logro, de alcanzar algo que se deseaba y que se ha estado pensando, trabajando e invirtiendo tiempo, cariño, conocimientos o esfuerzos. Es un momento de gloria y de gozo. Son esos instantes a los que algunos se refieren cuando afirman que la felicidad son momentos en la vida. Pero hay más.

2.- La felicidad del HACER LO QUE DISFRUTAS

Aquí me refiero cuando la felicidad está en la ejecución, en el desempeño, en la acción de algo que es placentero. Ya sea hacer deporte, estudiar, leer, cocinar,  trabajar o invertir en Bolsa. El disfrute está en la propia experiencia. Es lo que Mihály Csíkszentmihályi (jefe del departamento de psicología en la Universidad de Chicago, entre otros cargos) definía como “fluir”: concentración o absorción completa en la actividad o situación en la que se encuentran. Digamos que es ese momento cuando el ego, observador y enjuiciador desaparece y nosotros somos la acción. Además el tiempo parece que ha volado, pues estamos en una acción de disfrute y de completa concentración.

3.- La felicidad del CAMINO CORRECTO

En esta ocasión me refiero a la sensación de estar en la senda correcta, ya sea personal o profesionalmente. Es nuestro camino. Es el momento de la coherencia con nuestro interior. Es como si hubiéramos encontrado el “swing” en nuestra vida. Es cuando descubrimos una vocación, o montamos una empresa, o decidimos iniciar una relación. En ese momento no envidiamos nada a nadie. Y ello no quita para que haya miles de dificultades u obstáculos, momentos de tristeza o de duda. Pero a pesar de dichos momentos, sabemos que ese es nuestro lugar y nuestro camino. Eso sí, hay que pararse para ser consciente de esta coherencia. Y si no, que se lo digan a los millones de personas que tal vez tengan éxito en algo que no les gusta, o tengan admiración por unas relaciones que no les llenan. Aquí me refiero a la felicidad de la coherencia y de disfrutar del camino.

4.- La felicidad de las CONEXIONES HUMANAS

En este cuarto tipo de felicidad resalto esa alegría, gozo y disfrute que surge de la conexión con las personas, ya sea una pareja, un grupo de amigos, un equipo deportivo o una familia. Es en esa interacción humana donde se desarrolla la amistad, el amor, el compañerismo, la empatía, etc. Podemos no tener logros o haber fallado en conseguirlos, o tal vez no nos guste lo que hacemos, y hasta podemos estar perdidos, pero si existe esa conexión humana, que nos apoya, anima, da soporte y nos sorprende con gestos que nos llegan al corazón, ahí habrá un gran motivo de felicidad. 

5.- La felicidad ESPIRITUAL

Esta es la más difícil de explicar, tal vez sea por el dicho «nadie emborracha explicando el vino». Pero si me permiten el símil, es como cuando una gota vuelve al océano. Es un momento de gozo, grandiosidad, silencio e infinita paz. Nuestra mente no es capaz de asimilarla. Es una conexión con lo espiritual, no con lo religioso. Cualquier persona, de cualquier creencia o religión que lo experimente sabe que dicha experiencia da respuesta a por qué existimos, quienes somos, qué nos espera, y nos revela una Sabiduría más allá de nuestro conocimiento limitado. La han vivido los místicos de todas las religiones y supone un desapego de todo lo material. Pero repito, «nadie emborracha explicando el vino».

¿Lo ideal? Para disfrutar de la felicidad en estas cinco dimensiones sería bueno encontrar ese camino de la coherencia personal con tus talentos y circunstancias, haciendo lo que te hace disfrutar y fluir, fijando pequeños objetivos que celebrar a lo largo de ese camino, estando acompañado en las victorias y en las derrotas y cómo no, alimentando el alma en ese camino. Y aceptar que por la senda de la vida habrá dificultades que se pueden convertir en momentos de felicidad si sabemos extraer el aprendizaje que la propia vida nos quiere enseñar.

Sin más… ¡a ser felices!

 

Privacy Preference Center