Erase una vez un hombre que caminaba por un río y se encontró a un señor sentado con dos cubos. Uno descubierto lleno de cangrejos y otro tapado.
Ante esta diferencia le preguntó al señor: “Disculpe, ¿qué lleva en el otro cubo?”
Y éste respondió: “Cangrejos”.
Esto despertó la curiosidad del hombre, que no pudo dejar de seguir preguntando: “¿Y por qué tapa unos y no los otros?”
Su respuesta fue clara: “Porque unos son españoles y los otros no”.
Ya la curiosidad se hizo insoportable: “Disculpe de nuevo, y ¿cuál es la diferencia entre unos y otros?».
El señor se lo clarificó: “Verá, el cangrejo no español, intenta escapar, escala y cuando llega a la cima, estira una pata para que se le cuelguen los demás y así sacarlos a todos juntos. Por eso tengo que tener el cubo cubierto”.
“¿Y el cangrejo español?”, preguntó ya con más curiosidad.
La respuesta fue acompañada de una sonrisa sarcástica pero auténtica: “Cuando el cangrejo español intenta escapar y por fin llega a la cima, los que están debajo le agarran de las patas para tirarlo hacia abajo. Por eso no hace falta que los tape. Ellos solos se destruyen”.
Sin comentarios…