Gustavo Medina, director de Inventiaplus, fue el encargado de exponer un ejemplo concreto de una empresa que, “facturando conocimiento e intangibles, vendiendo lo que sabemos”, ha logrado crecer en la adversidad. Narró cómo la entidad nació vinculada al vivero de empresas del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), pidiendo dinero prestado para comprar los dos primeros ordenadores. “En 2008 éramos 6 personas en un garaje de Telde. Dos años después hemos triplicado y ya somos 20 trabajadores”, matizó.
En este corto pero fructífero espacio de tiempo, Gustavo Medina ha detectado las claves que impiden el crecimiento en este sector. Por una parte, el desinterés de los inversores, que no apuestan por aportar capital para desarrollar ideas que luego triunfan fuera y nos vemos obligados a importar, como el caso del buscador ‘Google’. “Aquí no hay manera”, sentenció.
Entre los impedimentos, se refirió también a la escasa promoción que se hace del éxito. Criticó que en la sociedad actual, el modelo de vida al que aspiran los jóvenes es “tener un contrato indefinido, opositar a la administración pública y comprarse un piso”. “Lo peor, es que todo depende de un tercero: de que me quiera contratar, de que me haga fijo, de que un tercero nos valore, cuando nuestro conocimiento y capacidad depende de nosotros mismos”. “Delegan su futuro y su seguridad en un tercero”.
El directivo de Inventiaplus identificó esta práctica como “efecto del buceador nocturno”. Según narró, en las inmersiones nocturnas es preciso el uso de determinados instrumentos como la brújula porque la falta de luz acentúa el riesgo de perder el rumbo. Muchos buceadores optan por seguir al guía de la expedición, al monitor, sin tomar atención a los elementos que garantizan su propia seguridad. “¿Y si el guía también se pierde? ¿Has dejado tu vida en manos de un tercero? Lo he visto dentro del agua, pero también lo he visto fuera”, dijo.
En opinión de Medina, cualquier medida que se proponga a corto plazo para superar la actual crisis económica y reiniciar el camino del crecimiento es “un paliativo”. La educación, la transmisión de conocimientos, y también de valores, es la base sobre la que se debe asentar cualquier política que no tendrá un efecto claro hasta pasadas, al menos, dos generaciones.
“Existe una tremenda diferencia entre lo que se dice y lo que se hace”, señaló Medina quien criticó especialmente el perverso efecto de la política de subvenciones, y argumentó a favor de otros sistemas de financiación como los créditos reembolsables “¿Subvenciones? No gracias, me conformo con que me pague lo que me deben. El sistema promueve la creación de la subvención, para que se presente el proyecto. Si finalmente no hay dinero, tampoco se desarrolla el proyecto”, explicó.
Medina sostuvo que parte del éxito de Inventiaplus radica en una filosofía empresarial según la cual el 33% de los beneficios se reinvierte en renovar, en innovación. El objetivo propuesto era “salir de Canarias”. “Trabajar aquí, pero facturar fuera”. Para ello se imponía la necesidad de cambiar la visión de “prestación de servicio” por la “creación de producto”.
La innovación y la emprendeduría no están exentas de riesgos. Por el camino Inventiaplus también cosechó fracasos que el directivo no dudó en exponer, como un programa de domótica que funcionaba a la perfección pero al que “no supimos darle forma, no supimos empaquetarlo, al margen de que en 2008 el potencial cliente estaba más preocupado por pagar la hipoteca que por poder cerrar las persianas desde el teléfono móvil”.
Pero la clave estuvo en perseverar, en recurrir a la transferencia tecnológica, a poner en común con otras entidades como el ITC, averiguar en qué trabajaban otros para darle forma, empaquetarlo y venderlo. Así nació Sademer, un programa de Sistema de Ayuda en Emergencia con simulaciones en 3D en el que hoy está interesada una multinacional.
Tras mucho “tocar puertas”, Inventiaplus está hoy inmersa en tres proyectos europeos en los que comparte programa con grandes empresas como Nokia, Phillpis, Alcaltel… “Tenemos que creer que podemos, sin complejos”, dijo. “Ahora nos mandan estudiantes extranjeros para que conozcan lo que hacemos aquí”.
Ojalá mas gente en Canarias creyera tanto en sus posibilidades como lo hace Gustavo. Evidentemente el éxito no es gratis ni fácil, pero com primer paso para conseguirlo es evidente que tienes que creer en lo que haces y no desanimarte antes de comenzar.
Animo, yo también creo que se pueden hacer cosas importantes desde Canarias. Y vivir con ilusión apostando por iniciativas en las que creemos. Querer es poder.
Brillante exposición de ideas, estoy de acuerdo al 100%. Sobre todo, en la crítica sobre las políticas de subvenciones y la falta de educación en la autoestima como clave del éxito.