Una de las principales carencias en directivos y profesionales se encuentra en la gestión de su tiempo. Sin embargo, es una de las más ignoradas. Y quienes suelen pagar no son sólo ellos mismos, sino subalternos y sobre todo sus entornos familiares.
Cuando se les propone asistir a un curso formativo, el argumento para no asistir es “no tengo tiempo”. Es como el barquero que por no parar de remar para tapar los agujeros, sigue remando con más esfuerzo y cada vez con más agua y de forma menos eficiente.
Productividad y gestión del tiempo
Permíteme tan solo unas preguntas:
– ¿Cuántas horas trabajas más de lo estipulado?
– ¿Cuántas tareas complejas pospones con el famoso “a ver si me pongo” y que se resumen en la tan sonada “procrastinación”, y cómo no, en la archiconocida respuesta “estoy en ello”, cuando te preguntan?
– ¿Cuántas neuronas utilizas en gestionar mentalmente tareas, planificar y recordar trabajos pendientes y cuántas en crear y aportar valor?
– ¿Por qué cuando tienes una reunión con un cliente no respondes correos ni coges llamadas, y en cambio si tienes una “reunión contigo mismo” eres capaz de sabotearla por cualquier imprevisto?
– ¿Por qué siempre priorizas lo de los demás, o la última tarea que haya aparecido en lugar de a ti mismo?
– Y, por último, ¿tienes dificultad para decir “no” o decir un “no positivo”?
Y así se podrían hacer un sinfín de cuestiones que retarían nuestra supuesta productividad.
3 ideas para cambiar de hábitos
Sin deseo de extenderme, dejaría constancia de algunas reflexiones básicas que podrían hacernos ver que debemos cambiar nuestros hábitos:
1.- Una tarea requiere más tiempo, cada vez que la interrumpimos y reanudamos. ¿Seremos capaces de evitar la multitarea o la constante auto interrupción? Por cierto ¿cuántas tareas tenemos a medio hacer?
2.- Para una tarea corta, encontramos el momento, pero para una larga y compleja nunca hay tiempo. ¿Hasta cuándo? Normalmente hasta que no la podemos posponer más y entonces surgen las prisas, los errores y lo peor, la contaminación de nuestra incompetencia a nuestro entorno.
3.- Nada es tan sencillo como parece. De ahí que casi siempre calculamos mal el tiempo de resolución, lo que genera frustración, estrés e insatisfacción.
Recuerdo cómo una empleada de banca se enfadaba porque la interrupción constante de los clientes hacía que una tarea que podía durar veinte minutos, llegara a ocuparle dos horas.
Ante la pregunta “¿cuántos años llevas con este discurso y queja?”, se me quedó mirando y hasta ella se sorprendió de la respuesta: “Diez años”. En ese momento tomó conciencia de que la planificación no era real.
En resumen, si no tienes tiempo para aprender a mejorar tu tiempo, entonces es que lo necesitas.
Me interesa este curso. Estarás próximo a dictarlo?
Gracias
Cuando y donde lo vas a hacer?? Yo quiero ir a un seminario de estos, de gestiòn del
Tiempo!!! Espero que sea en las Palmas alguno, ya me dices algo
Un saludo!!!