Todos conocemos los cuatro famosos poderes fácticos de nuestra sociedad: el legislativo, el ejecutivo, el judicial y la prensa. No hace falta extendernos en la fuerza del famoso «cuarto poder»: la prensa.

Dicho poder te crucifica o ensalza en horas, desvela secretos de Estado, miente y se desmiente con una facilidad vergonzante y sobre todo, no es nada objetiva. Y ello porque en el fondo es una empresa con otros intereses que no es meramente informar. La mayoría pertenece a grupos financieros que ejercen su coacción a los otros poderes a través de denuncias o juicios editoriales. Dan miedo, pues si te acusan, ¿quién te asegura que quienes los leyeron leerán su posterior corrección?

Y su poder viene de tener lectores. ¿Pero qué pasa si hay otro «ente» que empieza a generar tantos o más lectores? Es lo que me atrevería a llamar el QUINTO PODER

Sin embargo, desde hace unos años, ha surgido el que me atrevería a llamar el QUINTO PODER: LA RED.

¿Y por qué? Tres anécdotas: Berlusconi, Gobierno contra la Red, Irán, etc. Tienen libertad,