Recientemente tuve el lujo y el privilegio de entrevistar a un “ex – jefe” que superó el miedo. Da gusto escuchar y aprender de alguien brillante pero que no es consciente de ello debido a su extrema humildad. Ello permite ahondar en emociones y sentimientos de una manera más profunda, porque no hay barreras del ego. Su transparencia era sabiduría para mi. Y como buen alumno, doy las gracias a este maestro que compartiendo su bagaje, evolución y aprendizaje desde la gran inteligencia emocional que posee, puede ayudar a muchos a entender el reto con el que tarde o temprano se van a encontrar.
Por ponerles en antecedentes, Javier Moreno Dávila es IT Manager en AIDA, empresa informática del Grupo Domingo Alonso (multinacional dedicado a la importación de coches). La dimensión y los retos que asumían hizo que pasaran de ser un departamento más del Grupo, a convertirse en una empresa en sí misma. Lo curioso es que se han conseguido ser el “virus” que ha contagiado al Grupo de nuevas metodologías ágiles, y nuevas formas de trabajar.
El motivo de esta entrevista se produjo a raíz de una sesión de aprendizaje mutuo, donde le compartía los nuevos modelos organizativos que actualmente están surgiendo en las empresas (holocracia, holarquía, teal, etc.) y fue ahí cuando desde esa gran humildad me compartió “hace un año pasé miedo, por no saber cuál era mi trabajo en la empresa”.
“Era el jefe del departamento, pero estaba viviendo la pérdida de protagonismo. Había enfocado mi trabajo en hacer crecer a la gente, en hacerla más relevante y darle mayor liderazgo. A lo largo de un año delegué los dos proyectos más importantes en dos personas, pero sentí un vacío. ¿Dónde estaba mi trabajo si eran otros los que lideraban los proyectos? Tenía que transformarme en algo diferente que siguiera aportando valor”.
“¿Qué significaba ser jefe? ¿Cómo podía justificar un mayor salario? Esto me generaba desasosiego al no poder justificar de forma cuantitativa mi aportación de valor”.
Su reto era “engrasar” todas las piezas de su organización:
- gente tan o más inteligente que tu
- anticipar problemas
- definir objetivos
- buscar negocio
- hacer que 18 personas estén dando el 100% y a su vez evolucionando constantemente
“Soy consciente que mi trabajo es mantener al equipo vivo, conectado, dando lo máximo y haciéndolo evolucionar tanto desde el punto de vista profesional como humano, puesto que la satisfacción, y la felicidad son variables que debemos cuidar. Son tareas no operativas pero que afectan al grupo.”
Una pregunta que le perseguía en su cada vez mayor empowerment y compartir el liderazgo era “¿Cómo justifico ante los demás, mis horas de pensar? Hay que explicarlo, hacerlo entender al equipo y que lo vea. El equipo tiene que entenderlo. Ahí creo que cumplí, pues llegaron a trasladarme el temor a que me quemara. Tardé muchísimo tiempo en entender que mi horario no tenía que ser presencial, sino en el que aportara más valor. Habitualmente es en la oficina, pero en un momento dado podría ser en otro lugar.
En esta fase de la conversación, se me planteaba preguntarle ¿cómo evolucionaste en el día a día? “Tuve que aprender a callar, a no dirigir, a no controlar y dejar las riendas. Ser coach de equipo a nivel humano, menos intervencionista y dejar que el propio equipo se autogestione”
Gestión del miedo
“Tenía miedo, y quienes sean jefes deben tenerlo, si no se transforman. Un jefe que sólo es jefe porque ha aprendido a ser el protagonista, el epicentro, si no está dispuesto a transformarse, debe tener miedo. Y es razonable porque supone un cambio radical. Es como pasar de ser Ronaldo a ser el entrenador”.
“Eso sí, he descubierto el placer de no estar metido en la microgestión, en los detalles, y en empezar a disfrutar de más tiempo para lo que tengo que dedicarme:
- la estrategia
- garantizar que los nuevos líderes lo siguen siendo: hablar con ellos, acompañarles en sus dudas, ser confesor, apoyo, coach, acompañante y ¡alumno!”
Incluso tuvo que evolucionar en su tendencia natural en la gestión de personas. Fue retado por algún compañero (ya no son subordinados), a que fuera más estricto y exigente para equilibrar su rol natural de cohesionador nato. Era contra natura, pero aprendió a hacerlo.
Le reté a que hiciera una comparativa entre estos dos roles:
Jefes:
- yo pienso
- yo ordeno
- yo te controlo
Facilitador:
- ayudo a pensar
- genero inteligencia colectiva de forma eficiente
- acompaño y ayudo a mantener el ritmo
- genero el ecosistema de la autogestión
- clarifico conceptos, metas y objetivos
- ayudo a encauzar cualquier iniciativa alineándola con los objetivos
- establezco un rumbo, no un destino, porque la realidad te lo va a cambiar
- busco equilibrar servicio al cliente con rentabilidad
- hacer evolucionar a las personas en la forma de pensar y trabajar
Evolución del equipo con el cambio de cultura
“Los primeros pasos en la aplicación de metodologías ágiles son maravillosos: libertad, iniciativa, etc. Al poco surge la confusión, porque hay una serie de perfiles que descubren que al no tener la figura del jefe que está tras la nuca, ello les obliga a pensar por sí mismos.
El jefe jerárquico te guía, es cómodo, y a la vez puedes echarle la culpa. Pero cuando se les da libertad, puede que surja el desconcierto: necesitan que alguien les diga qué esperan de ellos. Para mi fue sorprendente. Hay gente que marchó.
Luego estaba el “lobo solitario”: yo marco mis objetivos y yo me lo hago. No se trataba de ser líder individualista, sino de líderes colectivos. Podía resultarle difícil ponerse en sintonía con el resto del equipo, debatir, ceder. O se frustra o se marcha. Y ahí apareces tú, para encauzar, suavizar e integrar estos enfoques, estas energías y estas idiosincrasias.”
El propio equipo propone despedir
Por otro lado, en este hacer crecer a sus compañeros a través del liderazgo colectivo, estando de vacaciones, el propio equipo le pidió que echaran a un compañero. Sorprendente ¿no? Era tal la responsabilidad y el compromiso creado, que los propios miembros, aún reconociendo la calidad técnica y humana de dicha persona, veían que no encajaba ni respondía a lo que se necesitaba. Como me dijo, “era como si en un equipo de remo, hay uno de ellos que rema de forma asícrona, haciendo que el equipo tenga constantemente que corregir el rumbo, en lugar de seguir avanzando. Se reunieron sin mi, pero eso sí, como colegas. No era una situación para celebrar, ni hablábamos de gente mala, sino de perfiles. Antes de la decisión, los propios compañeros le dieron avisos. Pero a su vez, debían tomar una decisión, pues todos se sentían responsables del trabajo que hacían.”
Síntesis
En resumen, poder escuchar y aprender de alguien que ha sabido evolucionar de “jefe” a “facilitador”, es un lujo que me ayuda a dar respuesta a muchos directivos que no se atreven a hacer la pregunta “¿y cuál es mi futuro en estos modelos colaborativos y de liderazgo colectivo?” en muchas de las charlas que me toca dar.
Lo que no perciben, o no sé explicar debidamente, son los enorme beneficios:
- centrarse en aportar valor y no emplear tiempo en controlar
- mayor calidad de vida dentro y fuera del trabajo (¿acaso seguimos pensando en el trabajo fuera del trabajo? ¿hasta cuándo?)
- no emplear tiempo físico y mental en resolver problemas que el propio equipo puede resolver
- invertir tiempo en la mejora continua y no en estar apagando fuegos
- dedicar un espacio para la innovación
Gracias Javier por estas lecciones tanto profesionales como humanas. Ojalá sirvan para ayudar a quienes están en medio de esta evolución.
Hola Juan! Me encantó la entrevista. Lo más sorprendente fue que un equipo pidiera el despido de uno de sus miembros. Mi pregunta: ¿Qué es aportar valor y cómo podría plasmarse eso en la realidad laboral? Abrazo fuerte y felicidades. Gracias.
Entiendo por «aportar valor» todo aquello que hacer crecer algo desde algún punto de vista, ya sea económica o humanamente, en el ámbito del que hablamos. ¿Cómo podría plasmarse? Uf, habría mucho que escribir, pero me atrevo a resumirlo, haciendo partícipe a cada neurona, a cada persona y a cada corazón que integra un colectivo. Desde la colectividad autogestionada con mecanismos eficiente y valores, se puede «aportar valor» de forma incalculable
Hola Juan, Esta semana he tenido de nuevo el placer de participar en un curso sobre liderazgo que la empresa donde trabajo nos ha ofrecido.
Y bueno……quizás por el momento de transición en el que estoy como líder, intentando pasar de la microgestión a la autogestión, me surgen los mismos miedos que a tu entrevistado, más los miedos de cómo el equipo se sentirá en esta transición con la sensación de inestabilidad…y que puedan pensar que no lo estoy haciendo bien como lider y por eso la sensacion que puedan tener de falta de control y demás….
Estoy deseando poder dedicarme a otras cosas que se que se están ocurriendo en el mercado dentro de la especialidad a la que nos dedicamos ( Mejora Continua, LEAN….), pero a su vez también yo tengo que aprender a dejar el control y no tener la espada de Damocles autoimpuesta sobre la máxima calidad en todos los detalles, y aprender que, como se suele decir: «lo perfecto es enemigo de lo bueno».
Y por eso me ha gustado mucho leer esta entrevista, y sobre todo me gustaría decirte que me ha encantado la manera que has tenido de hacernos ver…..me refiero a que normmalmente cuando se trata de promover un cambio en la manera de gestionar, se suele hablar de los beneficios de ese cambio y al oyente se nos situa mentalmente en esa nueva situación para visualizar todo lo bueno que aporta y tiene ese cambio. Y los mensaje motivadores sobre «el cambio empieza en uno mismo..etc»… Pero lo que rara vez se transmite es esa toma de conciencia que hay que hacer personal para ver que, como decías, el problema del problema eres tu.
Y esa sacudida interna, poco gustosa, pero necesaria, es el paso clave para el siguiente paso, sino, ningún mensaje motivador de las bondades de la nueva manera de gestionar van a funcionar al 100%.
y por eso te quiero dar las gracias, por obligarme a hacer este trabajo de INSTROSPECCIÓN que me ayudará a ser mejor profesional pero sobre todo, mejor persona.
Gracias
Una admiradora tuya
Gracias Juan Ferrer, por compartir esta historia tan real. Hoy desperté pensando en este tema pues ayer tuve una reunión con mi equipo donde solté esas riendas y ciertamente da miedo…. Pero ese
es el primer paso de crecer como líder pues ello permite crecer a tu equipo y generar esa inteligencia colectiva que genera valor como involucramiento.
Muy valiente Lizeth! Y si me lo permites, a la vez inteligente, porque con ello ganarás más compromiso por parte de ellos! E igualmente te permitirá aportar valor teniendo tiempo para «pensar», lo que muchas veces la realidad del día a día no nos deja! Enhorabuena!!