shutterstock_2617842 copiaÉrase una vez, un directivo que en un descanso de su estresado trabajo, fue a sentarse a un parque. Llevaba tiempo sin saber cómo sacar fruto y rendimiento de su equipo.

En ese silencio que en raras ocasiones encontramos, se puso a observar al jardinero de dicho parque, y sin saber por qué, sintió que la respuesta a sus problemas estaba en aprender de cómo trabajaba.

Y así comenzó a observarle. Se dio cuenta de cómo regaba a todas las plantas. No dejaba ninguna sin cuidar. Eso sí, a cada una le daba distinta cantidad de agua. Tal vez era algo que necesitaba su equipo, es decir, regarles con “reconocimiento” y de manera regular. Sólo así darían mejores “frutos”.

Igualmente observó cómo podaba con mucho cuidado a algunos árboles. Ello le hablaba de corregir determinados comportamientos que en nada beneficiaban ni a la empresa ni al propio trabajador. Y obviamente empezando por él mismo.

Y ya para su sorpresa, pudo ver cómo el jardinero arrancaba sin contemplaciones algunas plantas parásitas, que estaban estropeando el jardín. En ese momento, fue consciente de alguna persona con la cual tenía que tomar medias drásticas, muy a su pesar, porque por el bien del equipo, tenía que extirpar a dicho “parásito”.

Tras estas lecciones, el directivo volvió a la oficina, y tomó tres decisiones: “regar” de manera frecuente y específica a cada trabajador con el “agua” del reconocimiento; “podar” comportamientos improductivos, evitando así que pusieran en peligro al resto del “jardín”; y por último, tener la valentía y el coraje de “arrancar” sin contemplaciones a aquellos “parásitos” que creaban mal ambiente y distorsionaban al equipo.

Al poco tiempo, empezó a percibir cómo cada “planta” empezaba a dar sus mejores frutos en el trabajo.

¿Acaso estamos siendo como el jardinero o más bien dejamos que las personas que trabajan con nosotros se vayan “secando” y convirtiéndose en parásitos de la organización?

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¿TE ATREVES A RESPONDER?

– ¿Podemos hacer algo más para cuidar nuestro “jardín”?

– ¿Por qué tenemos miedo de podar o incluso de arrancar algunos comportamientos?

– ¿Regamos con frecuencia a nuestros trabajadores con el reconocimiento?