¿Has estado en alguna sesión de brainstorming? Seguro que sí. ¿Crees que se exprimió toda la creatividad? ¿O, tal vez, algunas ideas iniciales o personas que estaban presentes encauzaron la reflexión posterior?
La profesora Leigh Thompson, profesora de la Kellog School, nos muestra en este post y vídeo, cómo una sesión de este tipo no siempre produce todo el potencial existente.
Los principales problemas que se generan podríamos reducirlos a tres ámbitos:
1.- Las ideas tempranas ejercen una enorme influencia en el desarrollo posterior de la reunión
Seguramente, cuando alguien propone la primera idea, y nosotros no hemos sido capaces de generar una primera propuesta, nuestra creatividad corre peligro de encauzarse hacia la primera idea planteada.
Y es desde ahí donde iremos construyendo la posterior reflexión, habiendo eliminado cualquier otra posibilidad más creativa.
2.- Hay personas que monopolizan el debate
Si hacemos repaso de las numerosas reuniones a las que hemos asistido, seguro que podremos recordar cómo en la mayoría había personas que monopolizaban la conversación. Otras se escondían, unas veces por comodidad o timidez y otras por haber sido interrumpidas constantemente por otros, generando ese abandono debido al ego de los protagonistas.
Esa desconexión se traduce en pérdida de potencial creativo. Además, va en aumento cuanto mayor sea el número de asistentes.
3.- La aportación de alguien de mucho peso
¿Hacia dónde se encauzará la conversación? ¿Hacia la idea del Consejero Delegado o hacia la del becario? La presencia de un cargo importante puede frenar o condicionar la creatividad que potencialmente existe. Es una forma de intimidación o simplemente acomodamiento a lo que el “macho alfa” proponga.
¿Solución? El brainwriting, que asegura producir un 20% más de ideas y un 42% más de originalidad en comparación al brainstorming.
La idea es separar la generación de ideas de la discusión. Primero se escribe, luego se discute. Para ello conviene seguir un cierto protocolo:
1.- Escribir cada idea que tengamos en un post-it, de manera que no se pueda reconocer quién la ha escrito. Es fundamental el anonimato, para que el peso de quien la ha escrito no influya en el debate posterior. De esta forma, nadie te interrumpe, ni bloquea tu creatividad.
2.- Colgar todos los post-it en una pizarra. El objetivo es mostrar todas las ideas “anónimas” sobre las que poder discutir sin ningún prejuicio previo, ni habiendo castrado la creatividad de cada uno de los integrantes del grupo.
3.- Elegir las mejores. Es el momento de elegir y para ello es fundamental el anonimato comentado. La elección se basará en la meritocracia de las ideas, y no de quien las ha aportado. Hay que evitar que la gente adivine el autor, lo que puede condicionar la elección.
4.- Debatir. Ahora sí podremos debatir habiendo exprimido la creatividad de todo el grupo. Ahora bien, también es necesario que en dicho debate, haya un buen coordinador para que la reflexión grupal sea eficaz y eficiente.
Este proceso permite:
- Que se exprima la creatividad del grupo.
- Nadie castre a nadie.
- Ninguna persona monopolice la creación de ideas por su peso en el grupo.
- Que la idea inicial no encauce la reflexión posterior.
Así que menos brainstorming y más brainwriting.
Buenísimo. Me lo guardo en mi «memoria». Gracias