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¿Cómo funciona la juventud? Esta es una de las preguntas que más presente está en nuestras cabezas. Unas veces por ser padres y otras por ser empleadores de ellos.

Para reflexionar sobre este tema, he creado una sección independiente de posts que llamaremos “Diálogos entre Generaciones”, en donde a partir de una tema determinado debatiremos con dos generaciones diferentes:

Jaime López Feo, 24 años, estudiante del Master in Business Administration en Icade además de emprendedor (www.nutricionvip.com) y

Eduardo García Cañas, 17 años y en 2º curso de bachillerato (último curso antes de la Universidad).

¿Por qué esta sección? Por varias razones:

–       no se puede entender a una generación si no se le escucha

–       ellos se mueven por valores diferentes y no podemos juzgarles con los criterios de otra generación

–       son los próximos consumidores, trabajadores y directivos del futuro

–       las empresas se estaban adaptando a ellos, cuando hace años creía que iban a ser ellos los que se adaptaran a las “reglas” de la empresa (ahora con la crisis tal vez esto cambie).

¿De qué hablaremos? De todo aquello que nos ayude a entenderles y que ellos nos entiendan: trabajo, empresa, valores, ambiciones, ocio, sociedad, política, compromiso social, relaciones personales, etc.

Para empezar hemos tomado como base de inspiración un artículo de El País: “Un trabajo para vivir, no una vida para trabajar” publicado el 28 de enero de este año 2010.

¿Qué nos dice este artículo? Muchas son las píldoras que dejan para reflexionar. Entre ellas las siguientes:

1.- CRÍTICA DE LOS ADULTOS

– “… dicen en privado algunos empresarios, y adultos en general, que los jóvenes se han acomodado, que han perdido cierto espíritu de sacrificio que sí tenían sus padres porque ellos se han criado en una etapa de prosperidad histórica en España”.

– “… cualquiera puede replicar con el ejemplo de un chico anónimo que busca empleo desde el sofá y acude a las entrevistas de su primer trabajo con los días de vacaciones y lo cerca que está el trabajo de su casa como inquietudes fundamentales”

– “… pero si algo constatan los sondeos de opinión, las empresas de selección de personal (antes, las ETT), que entrevistan a miles de ellos a diario, y los empresarios es que los menores de 30 años no quieren que el trabajo sea el centro de su vida, ni obedecer ciegamente las órdenes, que les importa cada vez más la conciliación de su trabajo con su vida privada”.

– “… si a Xavi T. le ofrecieran un 20% más de salario por cambiar de trabajo, lo rechazaría. ¿Y un 30%? «También. ¿De qué me serviría ganar ese dinero si no podría gastarlo en lo que me gusta? Yo trabajo para vivir y no al revés».

– “… los jóvenes no quieren ser medidos por las horas de trabajo sino por sus objetivos, y no quieren que su vida gire en torno al empleo”.

– “… el valor del esfuerzo no impera demasiado en la sociedad española en general, esta crisis ha venido motivada por gente dispuesta a forrarse rápido, por ejemplo, pero se nota más en la gente joven».

– “… la necesidad de recuperar la cultura del esfuerzo en la nueva generación, desde la escuela».

En resumen, una percepción de que son jóvenes sin capacidad de esfuerzo y una actitud acomodada. ¿Tiene futuro esta actitud?

 

2.- QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO EN EL MERCADO ACTUAL

– “… antes, lo primero era saber cuánto iban a ganar, pero ahora también se pregunta por la flexibilidad, por una adaptación individualizada de la jornada».

– «… ahora con la crisis ya no verbalizan las mismas exigencias de horario o vacaciones, pero esa inquietud sigue latente en sus decisiones: algunos de ellos escogen un trabajo, aunque sea menos interesante que otro, sólo porque se sale una hora antes, o porque está más cerca de su casa…».

«… antes, cada candidato podía elegir entre tres y cuatro ofertas y ahora sólo tiene una y no sabe cuándo llegará otra, así que empieza a aceptar cosas que antes no quería».

– “… en una sociedad en la que cada vez es más importante el esfuerzo, uno debe asumir que no siempre podrá cumplir su horario, y sobre todo, en una primera etapa de vida laboral, en la que más se tiene que sacrificar, porque es cuando falta experiencia, para definir su proyecto profesional de futuro. Ellos son más cortoplacistas”.

– “… un empresario elige por la actitud, porque la aptitud se da por descontada».

3.- CRITICAS AL ACTUAL SISTEMA

– “… vemos cómo, poco a poco, está entrando esta cultura, una escala de prioridades diferente, la gente joven, además de trabajar, tiene claro que quiere hacer deporte, seguir cursos de formación…».

– “… el espíritu de sacrificio es necesario, pero eso no significa echar más horas, la cultura del presentismo es tercermundista, una cosa es el compromiso con la empresa y otra la fidelidad perruna».

-“… han cambiado las reglas de juego, la gente joven reclama un tipo de liderazgo más participativo, de colaboración, se sienten más cómodos con estructuras más planas y quieren sentirse responsables de lo que hacen, pero no se esfuerzan menos. Además, el compromiso se tenía antes hacia la empresa y ahora se tiene a hacia los proyectos de trabajo, que tienen que resultar interesantes».

– «… algunos critican mucho la predisposición que ven en los jóvenes, les motivan menos cosas, pero yo también les explico a ellos que la respuesta de esta gente joven cambia en función de cómo la empresa se compromete con ellos, que piden proyectos empresariales novedosos».

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EDUARDO GARCÍA CAÑAS (17 AÑOS – 2º CURSO DE BACHILLERATO – último curso antes de la Universidad)

Sociedad, esa es la palabra adecuada. Lo que pasa hoy en las empresas no es culpa de la juventud, es culpa de la sociedad.

Hemos llegado a un punto de la historia donde los jóvenes tienen unos intereses determinados, como todos los jóvenes en su momento, y se chocan de frente con los intereses de la generación anterior, la cual es la que les dará a estos jóvenes un empleo.

Sin duda, siempre ha existido un gran abismo generacional que separa a jóvenes de empresarios. Unos con unos intereses y los otros con otros. La cuestión radica en que antes se trabajaba para ganar dinero y las condiciones las ponía el empresario, mientras que ahora la inquietud de los jóvenes de esta generación es encontrar un  trabajo con el que compatibilizar su vida.

Ante este hecho, los empresarios han tenido que amoldarse a la nueva generación y hacer los trabajos más “apetitosos”. No sé por qué tanto revuelo por este tema, puesto que cuando yo sea empresario, tendré que adaptarme a los jóvenes del futuro. Esto es, aparte de inevitable, algo que veo normal y lógico desde mi visión juvenil.

Cuando me cuentan que hace cuarenta años se veía a un negro y poco menos que era encarcelado por andar por la calle, a mí se me cae la cara de espanto. No me entra en la cabeza, y espero que a toda mi generación también, que por ser de un color un humano sea mejor que otro.

Estos son cambios que van implícitos en cada generación. Supongo que el día de mañana, las nuevas generaciones nos verán como unos locos al cuestionarnos cosas como la compatibilización del trabajo con la vida privada, cosa que estas generaciones verán como un elemento básico en los derechos del trabajador.

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JAIME LÓPEZ FEO (24 AÑOS – estudiante del Master in Business Administration en Icade, además de emprendedor (www.nutricionvip.com)

En el año 177…  la Condesa de Montoro, Carolina de Beauregard, enviaba una carta a Voltaire en la que describía la España en la que vivía de la siguiente manera: “La poca gente que habita estas tierras sólo practica con denuedo la pereza y guarda contra el trabajo todo el resentimiento que merece su carácter de maldición bíblica”.

La impresión que me llevo añadiendo este relato a lo que me rodea y he conocido es que los españoles nunca fuimos fervientes seguidores del trabajo.

Es posible que algunas de las generaciones que nos preceden trabajaran más, pero no creo que se debiera a que fueran más trabajadores, sino a que no les quedó más remedio.

Mi generación ha vivido hasta ahora una época de bonanza económica y de cambios culturales. Ahora tenemos hijos más tarde y no nos importa alargar la ocupación de la casa paterna. Nuestros padres han podido mantenernos y soportar nuestra carga. Se nos ha permitido retrasar el trabajo y tomarnos el estudio con calma y no hemos mostrado un especial interés en correr a estudiar y trabajar .

Hay que tener en cuenta que estoy generalizando mucho y que esto no se ha dado en toda la sociedad. Aunque pueda ser superfluo no quiero dejar de señalar que hay jóvenes muy trabajadores, con muchas ganas de estudiar y trabajar duro.

Hay de todo.  Pero creo que sí es cierto que las circunstancias hayan propiciado que una parte de la sociedad haya trabajado y trabaje menos.

Tal vez los padres tengan algo de culpa porque no han querido dar la “torta educativa” en su momento. Cuando un niño pequeño se porta mal a ningún padre le apetece darle una torta  a su hijo, pero ésta es más que necesaria y positiva para su educación porque si no el niño se puede volver un malcriado. Nuestros padres han preferido no darnos un ultimátum ni echarnos de casa.  A pesar de que lo tuviéramos más que merecido, no sólo por estudiar poco o no trabajar , sino porque cuando pasa cierta edad los padres no tienen obligación alguna de pagar nuestras comodidades. Tomaron la vía fácil porque podían soportarlo económicamente y lo dejaron pasar.

Pero esto está llegando a su fin. La crisis ha cambiado el panorama y dará el empujón a todo el que no se mueva. Cuando los bolsillos están vacíos no hay gandules que valgan.

En conclusión, no creo que las generaciones anteriores trabajaran más por amor al arte sino porque se vieron obligadas a ello. La cuestión es que mi generación necesita una torta educativa urgentemente. Los españoles no deben esperar al límite porque ya hemos llegado a él. Cuanto más tardemos en darnos cuenta de ello más grande será el problema.

La discusión no debe centrarse en ver si la generación actual es menos trabajadora que la anterior o no. Ésta es una discusión improductiva. Es obvio que la situación no es perfecta, por lo que lo que debemos preguntarnos es qué vamos a hacer para mejorar. ¿Qué errores hemos cometido? ¿Qué está influyendo actualmente de una forma negativa?

Hay muchísimas cosas que mejorar, y desgraciadamente ahora no podemos ir paso a paso. Hay que trabajar para tomar las decisiones correctas, actuar y cambiar ya.

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